A pesar de haber viajado a muchísimos países y estado en algunos de los más prestigiosos conservatorios del mundo, el saxofonista norteamericano Ted Nash aseguró que su visita a Matanzas fue diferente: “Más allá de las dificultades o de la falta de instrumentos, pude sentir sus grandes deseos de hacer música”.
La mañana del viernes 26 de enero, el sensacional instrumentista, ganador de un Premio Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Gran Conjunto de Jazz, compartió sus conocimientos con los alumnos de la Escuela Profesional de Arte de nuestra ciudad, y en la tarde tocó junto a la orquesta juvenil Swing Cubano que dirige el maestro Bruno Villalonga.
“Estuvo excelente, pude ver que los estudiantes realmente quieren aprender, absorber tanto como les sea posible —declaró el artista refiriéndose al encuentro académico—, y experimentamos con distintos estilos musicales y configuraciones”.
“Me siento feliz de estar aquí para hablar con ellos sobre transmitir emociones a través del jazz, algo que quizá no tengan oportunidad de escuchar muy a menudo. Debemos enfocar el intercambio entre Cuba y Estados Unidos hacia la información y la música. Mi productora, Kathy Barbash, ha trabajado muy duro para conectar a la gente de ambos países y yo quiero regresar tantas veces como pueda”.
Unas horas más tarde, el escenario de la Sala White vibró con especial intensidad, entre el júbilo de los niños, que se sabían protagonistas de un episodio único en sus bisoñas carreras, y el virtuosismo de Nash. Para quienes tuvimos la suerte de disfrutarlo, fue un espectáculo en el que primaron la espontaneidad, el divertimento y la absoluta libertad del género jazzístico.
El invitado disfrutó de un momento de gran emoción cuando interpretó, junto a los jóvenes, el tema de La Pantera Rosa, como un homenaje a su padre, Dick Nash, quien ese mismo día cumplía 96 años y participó como trombonista de las grabaciones originales de la popular melodía de Henry Mancini, en la década del 60.
Al terminar, radiante de alegría, no pudo menos que calificar la experiencia de hermosa. “Estuve sonriendo todo el tiempo mientras los observaba tocar. Hay tanta habilidad, tanta técnica en ellos, pero también dedicación y entrega”.
Sobre la cultura cubana manifestó gran admiración y respeto: “Cada vez que vengo, intento aprender más de la música latina y afrocubana. Nuestras raíces son muy parecidas, pero siento que aquí hay grandes compositores rítmicos y allá, grandes compositores armónicos, ambas cosas tienen fuerza por separado pero juntas podrían serlo más aún”.
El pianista matancero Alejandro Falcón, quien fue el acompañante y guía del norteamericano, habló sobre esta clase de intercambios artísticos que suceden desde hace unos dos años: “En 2023 estuvimos en el Museo de Bellas Artes con un proyecto suyo llamado Jazz for Arts, para hacer música inspirada en la obra de Wifredo Lam, y también tuvimos varios conciertos. Después fuimos nosotros a Manhattan, para una semana de presentaciones.
“Ted quería ampliar la colaboración y este año pudimos llegar hasta Matanzas. Estamos muy felices de contribuir con la educación de las generaciones venideras y de ver esta maravilla de orquesta de un altísimo nivel. Nosotros también disfrutamos y aprendemos, aunque parezca que solo venimos a aportar, no es así. Los más jóvenes nos enseñan muchísimo”.
