Un binomio en la química del crochet

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El uso de artículos y piezas de vestir elaborados a partir de técnicas como el crochet resulta muy antiguo. Para nadie es un secreto que las modas van y vienen libremente como el viento, y esta no será la excepción de la regla. A pesar de su primitiva procedencia, dicho arte pervive en la cotidianidad, tanto en el vestir como el diseño de interiores mediante la elaboración de cojines, alfombras, manteles, etc. 

A Yamilé Martínez Ochoa y Alexandra Lorenzo Jiménez, ambas graduadas de ingeniería química y profesoras de la Universidad de Matanzas, les apasiona el arte del crochet. La primera es la tejedora más experimentada, pues aprendió desde pequeña; y la segunda, durante la pandemia. 

«Desde siempre nos ha motivado el mundo de las prendas tejidas, principalmente la técnica de crochet.

Durante el periodo de pandemia mucha gente tuvo que reinventarse e innovar en formas antes nunca empleadas para salir adelante económicamente. Decidimos que no había mejor manera para esto que combinarlo con lo que nos gusta hacer, y regalarles a las personas un poquito de arte, salido del corazón, a través de nuestras confecciones», relata Alexandra. 

Por ello durante el 2020 crean La Química del Crochet, como la unión de ingenieras químicas de profesión, apasionadas por este método, y cuyo logo fue diseñado por el también ingeniero químico, Agustín, hijo de Yamilé y novio de Alexandra, por tanto es un emprendimiento familiar. 

Llaveros, aretes, amigurumis, carteras y prendas de vestir son algunos de los artículos que confecciona el binomio. «Se utilizan hilos, madejas y estambres que se puedan tener a mano e incluso reciclados. No existen grandes tiendas en el país dedicadas a la venta de tales materiales, sin embargo siempre se encuentran debido a la importación de materias primas. También hemos recibido regalos de amigos que saben cómo nos apasiona este arte», explica la entrevistada.

¿CÓMO VINCULAN EL CROCHET CON SU PROFESIÓN?

«La química como ciencia  básica y la ingeniería química están presentes en la vida cotidiana. Ambas se encargan de la fabricación de productos necesarios para la sociedad, con el debido cuidado y respeto al medio ambiente. Específicamente, en la industria textil, se encarga de los colores y tintes necesarios, así como la fabricación de los hilos, sin embargo, no hemos incursionado en ese mundo a partir de nuestra profesión sino de forma autodidacta».

Alexandra cuenta que existe en diferentes plataformas de internet una inmensa cantidad de información y de ahí proviene su preparación, sobre todo  en los momentos en que reciben un pedido de alguna pieza específica o para el uso de algunos puntos.

«Nuestra carrera nos prepara y da herramientas necesarias en temas de economía, de presentación de productos, de comunicación, de presentación de trabajos que permiten desempeñarnos de la mejor manera. Una de las formas más económicas de decorar espacios es crear con nuestras manos accesorios útiles, los cuales tienen como valor agregado el cariño, tiempo y empeño dedicado para confeccionarlos, y a su vez les aporta un toque especial a los objetos cotidianos».

Satisfacer las necesidades del cliente a partir de la personalización de las piezas constituye su principal objetivo. Actualmente, trabajan por encargo a partir de  redes sociales, fundamentalmente Facebook, Instagram y WhatsApp donde promocionan sus productos, aunque sueñan con tener en un futuro el espacio físico propio para poder comercializar sus productos. 

Sobre las dificultades de emprender en un contexto como el nuestro, Alexandra señala, principalmente, los burocráticos y la falta de un mercado donde puedan acceder a las materias primas en el momento en que se necesitan.

«Presentamos desde el mes de noviembre del año pasado, al Ministerio de Trabajo, la planilla para la solicitud del proyecto de trabajo y aún no nos han otorgado la licencia. Esperamos que no se demore mucho más porque nos limita la participación en determinadas actividades. A pesar de todo ello nos sobreponemos e intentamos que no sea un freno para dar lo mejor de nosotros». 

Las Ferias de Emprendimientos y los concursos les han brindado al binomio experiencias maravillosas para conocer a personas con sus mismos intereses y aprender de ellas. 

«Como emprendimiento hemos participado en varios concursos, uno de ellos el concurso ArteSeda desarrollado por la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey. Su principal objetivo es promover la utilización de los hilos y capullos de seda en las diferentes técnicas y modalidades dominadas por los artesanos profesionales y aficionados cubanos. Fue una linda experiencia donde aprendimos mucho sobre la obtención de hilos de seda a partir de los gusanos de seda criados en dicha institución, de alto prestigio.

«El encuentro nos permitió conocer a personas maravillosas, que trabajan la seda desde diferentes perspectivas y además usan la técnica de bordado y crochet para la creación de sus piezas». 

crochet

Sin duda, la pasión por el crochet y las manualidades define a este emprendimiento. Para Alexandra y Yamilé, más que un arte, constituye una actividad relajante y de mucha concentración.