Tres de oro y sin rival: tiene la palabra Magdiel Estrada

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Los ecos de San Salvador rondan todavía por las fértiles tierras matanceras y su enorme cosecha dorada. Entre ippones y shidos también llegó el orgullo yumurino por uno de sus hijos, que estableció la supremacía en estas lides.

Sin kimono y sin tapujos, conversamos con uno de los grandes del judo cubano, Magdiel Estrada.

“San Salvador fue una gran experiencia, ya eran mis terceros Juegos Centroamericanos y quería continuar en la cima del evento. La preparación fue excelente desde el punto de vista táctico, psicológico, y la base de entrenamiento en Europa fue determinante antes del último clasificatorio, donde obtuve la medalla de oro. Luego participamos en un open en República Dominicana, clasificatorio para los Juegos Panamericanos, y al regresar a Cuba entrenamos muchísimo en la Escuela de Remos de Varadero, un centro al cual tengo mucho que agradecerle”.

Las horas difíciles son frecuentes para quien dedica su vida al deporte.

“Realmente fue intensa la preparación. Con las altas temperaturas que hay ahora mismo, cuando te pones el kimono es muy difícil. El ánimo del equipo estaba bien arriba y el ambiente en la competencia era de hermandad y camaradería, incluso entre los mismos rivales. Cumplí mi deseo de alcanzar lo más alto del podio, que es también un logro de mi familia y mi entrenador”. 

El judo centroamericano ya no es adolescente.

“El nivel de esa competencia ha subido muchísimo. En el 2014 mi rival era un puertorriqueño, pero ya hoy no puedo decir eso, hay muchos atletas que no entrenan en su país, se preparan en Asia, en Europa. Ahora mismo en unos Juegos Centroamericanos todos son fuertes, todos preocupan y eso te obliga a estar pendiente no solo de tu entrenamiento, sino también de la evolución de ellos; plantear una estrategia para cada uno”.

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Dueño absoluto de los 73 kilogramos en Centroamérica y el Caribe.

“No puedo decirte ahora mismo quién me puede destronar en el área. En el clasificatorio de Panamá perdí con un dominicano al cual le he ganado repetidamente después de eso, en el 2017 fue con un mexicano, pero un combate lo pierde cualquiera. Todavía no he visto un rival que me pueda vencer en varios combates. No soy invencible, cualquiera me puede ganar porque el colchón es “liso” y me pueden estudiar y prepararse mejor que yo, pero ahora mismo disfruto mis triunfos.

“Sí creo que estoy en un buen momento de mi carrera, pues he ido superándome en varios eventos muy competitivos y la medalla que me faltaba era en un Grand Slam y la obtuve este año. Ojalá que vengan muchas más”.

No detenerse es una de las claves del judo cubano, y a Magdiel la constancia lo ha impulsado en su desarrollo.

“Después de una semana de vacaciones ya estamos entrenando, porque el día 22 partimos hacia Perú a un clasificatorio a los Juegos Panamericanos. Después de eso ya cierra la fase clasificatoria y sabes en qué ranking estás y con cuál atleta te toca competir, y se pueden ir encaminando los estudios y estableciendo estrategias. En agosto tendremos el masters de Budapest, donde participan los mejores del ranking y es la competencia más fuerte este año. Una medalla ahí significa un salto enorme en la carrera de un judoca, es estar en élite.

“Mi mayor rival a ese nivel es el georgiano Lasha Shavdatuasvili, pero en los últimos combates hemos estado muy parejos. Mi aspiración es ganarle antes de retirarme, porque es un gran atleta”.

Si hay que servir el té a las muñecas, se sirve.

“Mi familia es mi soporte. El poco tiempo que tengo se lo dedico a mi hija, jugamos mucho y estar en la casa es mi objetivo cuando no estoy en las funciones del deporte, así logro pasar tiempo con ellos. Yo juego a las muñecas y si hay que pintarse pues ahí estoy dispuesto, ella me peina. Nuestra relación es muy estrecha, aunque también competimos, sí, en el baile y el dominó. Son muchas las cosas que nos unen”.

(Norys Castañeda Valera y Arletis Arango Oña)