Por: Jessica Acevedo Alfonso
La atención a la pareja infértil constituye, desde hace varios años, una prioridad para el Programa de Atención Materno Infantil y para el Ministerio de Salud. Sobre el tema, le conpartimos el siguiente reportaje.
Ellos vienen por primera vez a la consulta municipal de Atención a la Pareja Infértil. Desde que comenzaron su relación han intentado procrear y todos los esfuerzos han sido en vano. A él le acecha la duda de si podrá ser padre, pues a pesar de que ha tenido otras parejas y no se ha protegido, nunca ha embarazado a nadie.
Josué Rodríguez Alfonso acude al médico junto a su esposa Yenny Álvarez Murgado, quien permanece callada a su lado.
“Doctor, desde que empezamos nunca nos hemos cuidado, por eso venimos en busca de ayuda especializada para saber si soy yo, es ella, o si podemos ser los dos”, dice Rodríguez Alfonso, con la esperanza de haber dado el primer paso hacia la construcción de un proyecto de vida en común.
ATENCIÓN PRIMARIA
El Programa de Atención a la Pareja Infértil se fortalece y constituye, desde hace varios años, una prioridad para el Programa de Atención Materno Infantil y para el Ministerio de Salud. Resulta vital, en este escenario, incrementar los nacimientos para variar el contexto demográfico, caracterizado por una baja tasa de natalidad y el aumento del envejecimiento poblacional.
Según datos publicados en el sitio oficial del Ministerio de Salud Pública, a pesar de la incidencia directa de la covid-19, en el país se lograron 6 033 embarazos en parejas infértiles atendidas durante el año; si bien estos experimentaron una reducción en 994 con respecto a 2020.
Cada estadística se encuentra respaldada por una red de servicios integrales, que incluye tres niveles de atención; y por el hecho de que Cuba se convierte en la única nación con acceso universal gratuito de personas con dificultades para la reproducción, desde el primer nivel de atención, disponiendo de una consulta de infertilidad en cada uno de sus municipios.
El policlínico Carlos Verdugo acoge la consulta de Atención a la Pareja Infértil del municipio Matanzas y, en la actualidad, también atiende los pacientes de Unión de Reyes. Allí, un equipo multidisciplinario, integrado por un ginecobstetra, el equipo de salud mental, una psicóloga y la genetista, valora y clasifica si las parejas cumplen con los requisitos para ser tratadas, si necesitan ser atendidas por otras especialidades o si deben transitar por otro nivel de atención.
Además, se realizan otros exámenes de rutina como los complementarios de sangre, el ultrasonido transvaginal, el estudio vaginal, la histerosalpingografía, muy importante para evaluar el factor tubárico de la mujer, y al hombre el espermograma.
Explica el doctor Daniel Madam Hernández, ginecobstetra, que cuando las parejas llevan un año o más de relaciones sexuales estables, intentando procrear sin resultados, pueden acudir a su médico de la familia, en la atención primaria de Salud. Ahí son captadas y evaluadas, y luego enviadas aquí con su remisión, resumen de historia clínica y estudio de riesgo preconcepcional.
Una vez clasificadas, valoran si requieren otro nivel y, de ser así, se remiten a la atención secundaria en el Centro de Reproducción Asistida del Hospital Materno. “Son trasladadas allí cuando tienen 35 años o más, no ovulan, existe problema con el espermograma, trastornos tubáricos o llevan un año aquí y no han concebido”, aclara Madam Hernández.
Para la doctora Zurilia Hernández Cruz, coordinadora municipal de la consulta, la certeza de haber logrado 32 embarazos en este nivel en 2020 y 22 en 2021, a pesar de las restricciones impuestas en la provincia debido a la situación epidemiológica, son el resultado de un trabajo sistemático, organizado, y por el que las personas apuestan.
PUERTAS ADENTRO
Coinciden los especialistas entrevistados en que se evidencia un incremento de la infertilidad en el territorio. Si bien antes se pensaba que la infertilidad predominaba en las mujeres, sobre todo debido a las obstrucciones tubáricas, muchas veces provocadas por abortos y los factores hormonales, hoy existe un gran porcentaje de hombres con problemas en el espermograma.
“Las mujeres comienzan muy temprano los embarazos y, en lugar de prevenirlos, acuden a la interrupción, causa de la infertilidad al igual que las infecciones de transmisión sexual. Por eso es importante el uso del condón y de la tableta de emergencia en las primeras 72 horas de haber tenido la relación sexual desprotegida, que se obtiene en los consultorios médicos, aunque ahora no hay.
“Es recomendable el empleo de los anticonceptivos hormonales que no sobrepasen un año. En el caso de ponerse dispositivos intrauterinos, se debe hacer el estudio vaginal para evitar las infecciones”, insiste Madam Hernández.
Fomentar los hábitos sexuales adecuados, evitar los abortos innecesarios en adolescentes y mujeres adultas, el tratamiento y la prevención de las infecciones de transmisión sexual, el control de las enfermedades crónicas no transmisibles (asma, diabetes, hipertensión) son algunas de las recomendaciones generales para desarrollar un estilo de vida saludable y disminuir el riesgo de infertilidad.
“También resulta indispensable evadir el sedentarismo, la obesidad, el intercambio frecuente de parejas y, sobre todo, mantener una adecuada alimentación y usar preservativo”, añade Hernández Cruz.
A todo ello se enseña en este nivel de atención, que incluye, además, el manejo del estrés, vital para lidiar con la frustración experimentada frecuentemente por quienes no pueden procrear.
La psicóloga Leydi Laura Jiménez Rodríguez explica que “muchas veces llevan más de un año en la búsqueda del embarazo y la no consecución provoca estrés e idea fija. Por ello, tienen la relación sexual con el único fin de concebir y no por la necesidad de la satisfacción de contacto íntimo afectivo sexual que unifica a la pareja y logra el placer. La mujer puede sentirse presionada por satisfacer necesidades afectivas de tener el bebé en la figura masculina y así conservar la relación.
“Incluso, en la consulta hemos detectado violencia de género y otras manifestaciones de este tipo en una pareja que socialmente funciona bien, pero en su interioridad hay un mecanismo de llegar a la gestación con el único propósito de evadir sus problemas como matrimonio y no porque se desee de verdad”.
Entonces, se trata de variar la dinámica de vida e intimidad y brindarles mecanismos para que el coito sea satisfactorio, aunque colateralmente se busque el embarazo.
“Tratamos de sensibilizar y estimular la comunicación. Les damos diferentes orientaciones, desde la práctica de deportes, experimentar nuevas maneras de tener las relaciones sexuales y buscar espacios para ello. Si dispusiéramos de un local más amplio, sería bueno desarrollar las terapias de relajación, las dinámicas de grupo, donde cada quien pueda exponer sus puntos de vista y orientarlos de una manera más proyectiva”, agrega Jiménez Rodríguez.
Aún cuando se incrementa el número de parejas que acuden a estas consultas, todavía los especialistas lidian con rezagos machistas enraizados en nuestra sociedad, reflejos de una cultura patriarcal de varios siglos, que devienen impedimentos para la eficacia del tratamiento.
“Hay quienes saben que necesitan ayuda especializada. Pero todavía en muchos hombres quedan tabúes respecto a estos temas y sienten vergüenza por prejuicios asociados con la virilidad y la masculinidad. Culpabilizan a las mujeres y no se sienten cómodos, obstaculizando el proceso”, añade la psicóloga.
Aceptar que la infertilidad es un problema de dos, y que debe ser tratado como tal, es el primer paso para iniciar un camino que en ocasiones puede tornarse largo y azaroso. Sin duda, disponer de una red de especialistas acompañante en cada parte del proceso, desde los primeros niveles de atención, lo hace más llevadero y posible.