A los 15 años no había entendido muy bien qué era el amor. A los 30 no es que lo comprenda mejor, pero de tanto ridículo estoy un poco más curtido. La primera vez que me senté con una muchacha a solas -en una escalera de la Vocacional– para intentar conquistarla, temblaba tanto que debí aguantarme una mano con la otra para que ella no pensara que padecía un ataque de epilepsia, y en vez de terminar en un beso con lengua lo hiciéramos en el policlínico. 

Con un Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, a las alturas de las actuales circunstancias, hombres y mujeres de este pueblo laborioso, revolucionario y culto, como lo definiera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, demostrarán una vez más su disposición a defender su libertad y soberanía con su participación en el desfile y concentración del venidero miércoles, en el habitual escenario de la capital yumurina.

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