Existen hombres cuya consagración a la obra cotidiana, social, y resultados positivos de su quehacer transcurren de forma anónima, como no sea en el entorno donde se les conoce: familia, vecinos, amigos y colectivo de trabajo. Palabras que sustentan, cual pedestal, la gesta de Daniel Vega de la Cruz.
Liniero por convicción, al seguir los pasos de Jaime, su hermano mayor, no hay mañana en que Yariana, su esposa, al abandonar el hogar, uniera al beso de despedida palabras tiernas y el consejo de cuidarse durante cualquier tarea, por sencilla que fuera.