El miércoles 25 de febrero de 1835 comenzó en Matanzas un “extraordinario espectáculo de animales vivos”. Se exhibieron al público dos elefantes, tres monos y tres caballitos. Estos habían sido trasladados desde Norteamérica a la capital, y de esta a Matanzas, por los señores de Banks, Trask y Compañía, quienes arrendaron el Teatro Principal, enclavado en la calle Manzano.

Creo que la durabilidad de las viviendas puede calcularse en cuánta lluvia  soporta. Por ello, cuando me pregunten cómo es mi vivienda de diseño soviético, en vez de la retahíla de detalles que se colocan en los grupos de Compra-venta, sencillamente responderé: “500 aguaceros”. Tal vez aquel edificio colonial, que ahora convirtieron en un bar donde se vende cerveza, sea de 3 000; o el pequeño bohío donde el guajiro duerme cerca de sus cosechas, para que no se las roben, sea de 100; y así. Por ese motivo si me pidieran que describiera esa vieja casa, la única de Art Nouveau en Matanzas, solo diría: “una llovizna”.