La creación artística emana a orillas del río San Juan, en la ciudad de Matanzas, de las manos del pintor Adrián Socorro. Pigmentos coloridos que se adhieren al lienzo visten las paredes de su estudio-taller El Garabato, en el paseo peatonal de Narváez.
«Mis inicios en el arte fueron en la música. Estudié la especialidad de violín en la Escuela Vocacional de Arte de Matanzas. Pintar fue un talento con el cual nací y lo fui cultivando con el paso del tiempo. Disfruto mucho pintar».
De formación autodidacta, recibió instrucción de reconocidos artistas matanceros y ha continuado perfeccionando su técnica pictórica. El expresionismo se funde en sus piezas con lo imaginario y lo grotesco. Representar realidades cotidianas, dibujar rostros de conocidos y hasta plasmar la sensualidad del cuerpo femenino en un lienzo resultan algunas de las líneas expresivas de este matancero.
«La obra tiene que ser de verdad, sincera. No puedes dialogar sobre una temática visual si no crees en ella, o simplemente hacerlo porque sea bonito o por pegar».
En su espacio en la calle Narváez, Adrián Socorro solía recibir a visitantes mientras echaba a volar su imaginación sobre la tela. Actualmente aprovecha la etapa de pandemia en función del crecimiento de su obra.
«La pandemia, increíblemente, ha devenido uno de mis mejores momentos para la creación. He tenido todo el tiempo para dedicárselo a ello. Por ejemplo, he ilustrado muchos libros de escritores latinoamericanos en esta etapa».
La participación en eventos nacionales e internacionales avala la carrera artística de este creador. El proyecto Ríos Intermitentes, como parte de la XIII Bienal de La Habana en Matanzas, contó con obras de este artista en sus espacios expositivos.
«Prisma fue un evento que lanzó la plataforma de arte cubano ArteMorfosis en el año 2020, con el objetivo de mostrarnos a los artistas la importancia de utilizar las redes sociales en función de nuestra autopromoción.
«Influir en una población que te sigue, desde el gusto estético que uno forma, es una responsabilidad del artista. Lo que uno logra en esas personas es, a su vez, un bien para la cultura. Creas una obra, ganas un premio, gusta y se queda; este es mi principal aporte: el legado de mi obra.»
Su afán por contribuir con la vida cultural matancera lo acompaña en cada paso. La Atenas de Cuba cuenta con talentosos artistas como Adrián Socorro, quienes defienden el buen gusto en la cultura cubana.
