Memorias de Joseito Oceguera, ícono del son en Matanzas.

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La noticia de que Cárdenas será sede  del Campeonato Nacional delJuego de Damas, luego de que nuestro país fuera admitido como miembro provisional por la Federación Mundial  de esa disciplina, me trajo a la mente aquellos encuentros que sostenían algunos asiduos practicantes de este juego de mesa, en centros recreativos de la ciudad Bandera.
 
Entre los más mentados jugadores  entonces, estaban los veteranos de apellidos Gamarra, Quintero, Cantera y Aguilera, a los que se unirían posteriormente  Jorge Álvarez, más conocido por “Machicho”, Carlos “Pan Viejo”  González, Wilfredo “Willy” García y Joseito  Oceguera, quien ya era muy popular en los centros nocturnos de Varadero, como intérprete de boleros, sones  y guarachas.
 
Aún se habla en Cárdenas de los grandes encuentros de damas que sostenían Willy y Joseito  por la década del 60 del siglo pasado, y que duraban horas, sobre todo en las mañanas dominicales.
Por esos años era un habitual concurrente a la Sala municipal de Ajedrez,  en la que aprendió los rudimentos de este deporte que practicaba como entretenimiento. Amante desde niño del beisbol,  no poseía las dotes necesarias para triunfar como jugador, aunque eso no fue obstáculo  para que
posteriormente brindara  todo su entusiasmo como aficionado.
 
Era frecuente su presencia en los estadio cardenenses Esteban Hernández  y  Pablo Avelino  para disfrutar de los certámenes locales o provinciales, a los que muchas veces, iba acompañado de algunos músicos para improvisar sus melodías en los entre innings, como apoyo a los equipos de su preferencia.
Algo similar ocurriría después en los torneos nacionales, cuando asistía como aficionado  y no fueron pocas las ocasiones que acompañado de agrupaciones musicales que formaban parte de las comisiones de embullo, seguía  a Citricultores y Henequeneros por todo el país.
Recuerdo un choque que fue decisivo para el título de  1983-1984, entre Citricultores y Vegueros, en el estadio Capitán San Luis, ganado por los ácidos, cuando parte del público seguía más las improvisaciones de Joseito desde las gradas que lo que ocurría en el terreno de juego.
Joseito Oceguera nació en Cárdenas en el año 1924. Mayor de cuatro hermanos, su padre, un reconocido zapatero en la ciudad,  les educó dentro de una línea de respeto y honestidad,  y para mantener la tradición familiar, les enseñó  además el oficio del calzado, aunque desde entonces le atraía la música.
El guaguancó, la columbia, el danzón o el son, eran géneros que cantaba con gracia y calidad por las calles de su barrio de manera espontánea.
Un día, según relató, lo escuchó el músico cardenense Julio Sánchez, tío de Joseito González, pianista y director del conjunto Rumbavana, quien  quedó asombrado por el ritmo y elegancia  que tenía al
interpretar  y lo convenció para darle clases de canto.
 
A partir de aquel momento Oceguera encontró cabida en algunos grupos musicales de la localidad, hasta llegar a los centros nocturnos de Varadero, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como
intérprete de sones y boleros, acompañados de frases llenas de picardía, dirigidas principalmente a las parejas.
Su popularidad  en las décadas de los años  60 y 70 del siglo pasado fue notoria tanto en el Club Kastillito como en el Hotel Kawama, que llegó a ser calificado entonces por algunos críticos capitalinos como el Rey de las Noches de Varadero.
Llegó la papa
 
Lejos estaba el  cardenense, ya con 55 años de edad, en creer que su excelente interpretación en el certamen provincial del segundo Concurso Adolfo Guzmán de música cubana, celebrado en el Teatro Sauto en febrero de 1979, lo encumbraría entre los mejores guaracheros de Cuba.
La guaracha-son Para la papa de la firma del compositor jovellanense Lázaro Carmona, interpretada por Joseito, acompañado del conjunto Lira Matancera, fue incluida entre las finalistas del evento nacional de interpretación dedicado a ese grande del teclado que fue Adolfo Guzmán y que tendría lugar en el Teatro Carlos Marx, de la capital.
De la actuación exitosa del intérprete matancero en el Guzmán,  el destacado director de la televisión  Eugenio Antonio Pedraza Ginori, a cargo de la trasmisión para ese medio, recordaba años después en su blog:
Le bastó cantarla una vez, el sábado, para que “Para la papa” se convirtiera en un éxito tan mayúsculo como inesperado. El teatro, premiando su simpatía y su swing, se le entregó en aplausos y Oceguera
se hizo famoso en toda Cuba de la noche a la mañana, en el sentido literal del concepto. Durante esa misma noche y al día siguiente, la pizarra de Radio Progreso, que tenía abiertos sus teléfonos para que
los oyentes eligieran al intérprete merecedor del Premio de la Popularidad, se vio inundada de llamadas a favor “del gordo de la papa”.
 
Fue tal el éxito, de Joseito con la papa, que se mantuvo durante muchas semanas entre los diez números más solicitados en las emisoras de radio del país.
Desde entonces esa guaracha se convertiría en su sello de presentación. En  cualquier lugar que actuara, hasta su jubilación, aquello  de “aquí está Joseito Oceguera,  el hombre de la papa”, hacía brotar el aplauso sincero de los presentes.
La letra de Carmona y el sabor criollo que le impregnó el dicharachero del cantante matancero, hicieron entrar al codiciado tubérculo en la jerga popular con frases como “lleva o no lleva papa”.
Hasta el año 2019, se han realizado en Cuba 15 ediciones de los Concursos Adolfo Guzmàn con grandes actuaciones de primerísimos intérpretes de la música cubana, pero aquel segundo evento de 1979, pasó a la historia como el único en el que un cantante haya alcanzado el ciento por ciento de los votos populares de los 15 jurados provinciales y de todas las emisoras radiales del país.
Cierro estas memorias dedicadas a Joseito Oceguera con un comentario de la periodista de Bohemia, Ilse Bulit, publicadas el 17 de agosto de 1979: “El estruendo era para Joseíto Oceguera con su culinaria
interpretación. Esta papa “sabroseada” por el matancero cargado de gracia y libras, muy popular por allá, demuestra dos cosas: las creaciones a lo Ñico Saquito no han pasado ni pasarán porque están
insertadas en la idiosincrasia criolla que las reclama. Además, y eso se convierte en una letanía en este texto, existen figuras que la TV no utiliza en sus estelares mientras repite incesantemente a otras.
 
El caso  de Oceguera fue un buen ejemplo. Una vez que las masas vacilaron con la papa, los del ICRT dejaron que Joseito regresara a Matanzas sin apoyarlo con una campaña de promoción nacional a medio y largo plazo que hubiese  probado si el cardenense, a mi juicio un sonero fenomenal, era flor de un día o no”.

En homenaje a este inolvidable cardenense, ya fallecido, el Club Motivos de Son de su ciudad natal, celebra desde hace años el Concurso Gastronómico municipal Joseito Oceguera in Memorian, donde los participantes confeccionan sus platos a base de papa.