Milton Hershey, nacido en 1857 en la ciudad estadounidense de Pennsylvania y fallecido en 1945 en la propia urbe, poseía una afamada firma norteamericana de chocolates. Paralelo a la costa norte, entre La Habana y Matanzas, financió el trazado de vías férreas para la explotación de un ferrocarril destinado al traslado de azúcar –para sus chocolates-, obreros y pasajeros. Inaugurado el primer tramo en 1918, se construía un año después el central Hershey, enclave puntual del mencionado proyecto. En octubre de 1921 las paralelas llegaban a la ciudad de Matanzas y a inicios de 1922 a Casablanca, La Habana, fecha en que fueron sustituidas las locomotoras de vapor por otras de tracción eléctrica. El tráfico eléctrico se inauguraría el 5 de octubre de 1922.

Pero y ¿el Titanic? Resulta que Milton Hershey pudo fundar el central y la compañía ferroviaria gracias a que no puso en riesgo su vida, cuando, pasaje en mano, decidió a última hora no embarcar en el fatídico viaje inaugural del “Titanic”, el 10 de abril de 1912.

(Adrián Álvarez Chávez)