El conservadurismo puede llegar a niveles insospechados. El Estado norteamericano de la Florida es el ejemplo más desconcertante, al punto de que los maestros se han visto obligados a ocultar los libros de la vista de los alumnos, entorpeciendo así su desarrollo intelectual.

Emulando con uno de los períodos más oscuros de la humanidad, en ese territorio tal parece que se vive en el Medioevo, desde que el gobernador republicano Ron de Santis impulsara la ley HB 1467, aprobada finalmente por el Congreso de Florida en marzo de 2022.

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Dicha ley exige a las escuelas asegurarse de que los libros expuestos en sus recintos se ajusten a las necesidades de los estudiantes, sean apropiados para su edad y estén libres de “temas prohibidos”.

La aplicación de la medida, lejos de favorecer la formación académica, la obstaculiza. El Departamento de Educación de ese Estado retiró de los estantes de las aulas algunos textos de matemáticas, como si el álgebra pudiera adoctrinar a las masas en teoría racial o de género. Estas son temáticas perseguidas por los republicanos, ya que supuestamente pueden incidir en la forma de pensar de los escolares.

Entre los títulos en cuestión aparecen varias biografías de personalidades que enorgullecen a los latinos como el beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente, la cantante cubana Celia Cruz y Sonia Sotomayor, la primera hispana en convertirse en jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos. A pesar de tratarse de figuras de renombre y con valiosos aportes de la comunidad latina, dichas obras engrosan la lista de volúmenes censurados, entre los más de 900 removidos temporalmente de las bibliotecas en los últimos años.

“En determinados casos, han tapado los textos con papel y cartulina; en otros, los han guardado en cajas. El efecto buscado es el mismo: bloquear el acceso a este material de lectura”, afirma el periódico El Confidencial.

La drástica medida despierta el rechazo de la comunidad intelectual, acusando a esta práctica de instrumento de censura.

Expertos en Pedagogía denuncian que atenta contra la formación de los educandos y afecta la creación de hábitos de lectura.

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Lo más llamativo resulta que, si bien ha suscitado el rechazo internacional ante la profusión de artículos periodísticos que discuten el tema, varios influencers radicados allí, que continuamente atacan a Cuba, han hecho caso omiso a esta problemática.

Cualquier persona con cierta preparación alzaría la voz; en cambio, en los últimos días, desde la Florida solo llegaron cuestionamientos a la principal fiesta cultural de la Isla caribeña: la Feria Internacional de Libro. Nuestro país, a pesar de la severa realidad económica que enfrenta, impulsa el amor por los libros desde edades tempranas. Sería este uno de los mejores ejemplos de las tantas diferencias entre las dos orillas que conforman el estrecho de la Florida. (Foto: Tomada  de Internet)