Un manifiesto estético en los 29 años de Teatro de Las Estaciones

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El próximo domingo se celebrarán los 29, preámbulo de un aniversario cerrado y significativo para el colectivo de Teatro de las Estaciones.

El 2024 será un año de aniversarios cerrados: los 30 de la Casa de la Memoria Escénica, del Festival Internacional de Teatro de Títeres (Festitim), del Concurso de Coreografía e Interpretación Danzandos, y de Teatro de Las Estaciones, remontándonos a un 13 de agosto de 1994. Por lo tanto, el próximo domingo se celebrarán los 29, preámbulo de un aniversario cerrado y significativo para el colectivo fundado por Rubén Darío Salazar y Zenén Calero, ambos Premio Nacional de Teatro 2020.

De alguna manera, el estreno de Carnaval, en el mes de julio, su presencia en París, conecta la trayectoria de la agrupación durante tres décadas en la búsqueda de una poética afirmada en los escenarios cubanos e internacionales, y que están fundamentados en su Manifiesto estético del 2000, cuando el colectivo definitivamente se oficializa, y  que sintetiza proyecciones, estrategias, zonas esenciales de la creación, que tienen un camino de sedimentación hasta el 2023, y donde se señala como una bitácora lo siguiente, y cito: «Podemos avanzar  si unimos todas las fuerzas con las que el hombre está dotado para luchar. Hacer un alto en la práctica arrolladora del teatro nos permitirá volver de manera dialéctica por los caminos donde venimos para buscar referentes, inspiración y magisterio».

Revisando la historia del colectivo, del que han formado parte varios creadores, técnicos, se muestra esa visión de diálogo con las diferentes manifestaciones, las artes visuales, la danza, la literatura, la música y hasta el cine, evidentes en su repertorio; de la misma manera que se defiende la investigación histórica, las relaciones con diversas tendencias y estilos, el cruce entre una rigurosa teoría titiritera y la práctica, el vínculo pedagógico desarrollado durante años, que ha propiciado múltiples proyectos y la existencia de un repertorio activo, que propicia una constante programación de sus puestas, algunas ubicadas en la cronología histórica, entre las primeras, como por ejemplo La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón.

Que ahora, después de 15 años, se estén presentando de nuevo en Francia, forma parte de la propia historia del colectivo, con una intensa participación en eventos internacionales, desde sus primeras puestas, exhibidas en festivales de Francia, España, Italia, Estados Unidos, entre otros, que los visualizaron y potenciaron a nivel internacional, como propuestas del teatro de figuras cubano, en el que confluyen la tradición y la modernidad.

El 2024 recordará aquellos primeros espectáculos en el Teatro Sauto, dedicados a las estaciones del año, verano, invierno, otoño y primavera, y la primeras puestas de Lo que le pasó a LiborioUn gato con botas y La niña que riega la albahaca

Es increíble que hayan pasado 30 años, y que el actor Rubén Darío Salazar, ahora interpretando a Don Pantalón en Carnaval, haya acabado de arribar a las seis décadas.

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El tiempo, intenso, ha sido vertiginoso. Demasiadas estaciones se han sucedido y en cada una de ellas un nuevo espectáculo, fiel a lo que plantea el Manifiesto Estético, documento que siempre es importante revisar, para reflexionar y encontrar los puntos en que persiste lo planteado con la realidad concreta, plasmada en la trayectoria viva de un colectivo.

No todos se plantean un Manifiesto, no todos se mantienen fieles a lo que propusieron, aunque muchas cosas hayan cambiado, sobre todo en lo humano.

Este 13 de agosto, de alguna manera, comenzará la antesala de los 30, cuando nos llegan las noticias de las funciones exitosas de Carnaval en Francia.

Un aplauso a una trayectoria, que con ese homenaje a la comedia del arte desde la fantasía y la recreación de un universo como el carnaval, fusión de lo planteado en el Manifiesto, se reencuentra con la memoria, el presente y de alguna manera el futuro.