Repensando las Jornadas de Teatro Callejero

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Con la evocación del dramaturgo Albio Paz, artífice de cuánto acontece en Matanzas cada dos años en materia de teatro de calle, tuvo lugar en la Casa de la Memoria Escénica de esta ciudad, el taller teórico “Diez Jornadas para el teatro callejero en Cuba”.

La moderadora Rocío Rodríguez dio la palabra a tres imprescindibles de esta manifestación artística, quienes han sido cómplices determinantes en las fiestas de arte teatral que recorren las calles de Matanzas desde sus primeras ediciones.

Juan González Fiffe, director de Teatro Andante, Roberto Salas Director de Giganterías y Orlando Concepción, director de Teatro Morón, tomaron la palabra para dialogar sobre cuánto ha sucedido en estos casi 20 años de realizar un trabajo teatral que cambió las formas de hacer y decir, cuando un grupo de corajudos decidieron salir de las salas y llevar su arte a una interacción más estrecha con el público.

Según las palabras Salas, antes de la primera jornada de teatro callejero en Matanzas, existían en el país agrupaciones que como pequeñas islas salían a los espacios públicos para representar sus propuestas teatrales; gracias a las figuras de Albio Paz y Francisco Rodríguez, Pancho, Matanzas se convertiría en una especie de núcleo aglutinador, donde convergerían las agrupaciones que intentaban representar sus obras en los espacios abiertos de las ciudades y poblados.

“En Matanzas nos sentíamos en casa, se convertía así en esa especie de expectativa, nuestro Iroko, a donde llegábamos cada dos años para mostrar cuánto hacíamos, y aprender de los otros”, expresó Salas, quien sigue apostando por el teatro de calle, porque según sus palabras, las ciudades son espacios de posibilidades ilimitadas.

Por su parte, Fiffe, director de Teatro Andante, agradeció el tino de un previsor como Albio, mientras rememoró que en los inicios existía resistencia, pero gracias al influjo del Mirón Cubano, comenzaron a nacer en el país agrupaciones que se decidían por esta estética que busca la respiración y reacción del espectador casi de manera directa.

En otra parte de su intervención Fiffe advirtió la poca o nula presencia de los jóvenes en este movimiento, que atenta a veces con su desarrollo y crecimiento, ya que los elencos envejecen y no cuentan con la renovación necesaria, motivado en parte por otras ofertas más lucrativas, pero menos artísticas.

Cuando le tocó el momento al director Orlando Concepción, de Teatro Morón, el debate iba alcanzando su efervescencia. Sus primeras palabras, como sucedió a lo largo de la jornada, estuvieron dedicadas a la memoria de Albio, quien con una llamada telefónica cambiaría la vida de Orlando y la suerte de su agrupación.

RESCATAR LOS ESPACIOS DE DEBATE

El evento teórico llegó a su punto culminante cuando se llamó a la necesidad de rescatar los espacios de debate por los que tanto luchó Albio Paz.

Desde la premisa de que discutir y dialogar desde el respeto favorece el crecimiento, los asistentes afirmaron que una décima edición necesita repensarse a sí misma, para ello resulta vital ampliar el diálogo entre directores, artistas y participantes en general, volver al diálogo crítico como labor esencial para el desarrollo, alfa y omega de un movimiento que se nucleó en Matanzas y a pesar de los avatares y entuertos continúa avanzando como alma de Quijote.