Dicen los historiadores que la fundación oficial de San Carlos y San Severino de Matanzas ocurrió en rústica capilla de madera el 12 de octubre de 1693, con presencia de Diego Avelino de Compostela, Obispo de Cuba, y Severino de Manzaneda, Capitán General de la nación, junto a unas 33 familias procedentes de Islas Canarias.
En 1695 quedó inaugurada con horconaduras y techo de guano, pero fue destruida en 1730 por un huracán, lo que motivó la construcción de un nuevo inmueble más resistente en la antigua plaza de la ciudad, hoy Parque de la Catedral.
El proyecto arqueológico, que investiga el lugar primario, marcha con la participación de la Oficina del Conservador de la Ciudad y precisamente su máximo exponente, Leonel Pérez Orozco, nos informa sobre el avance de dicha excavación:
“Los arqueólogos de la Escuela de Oficios, dirigidos por Cándido Santana Barani, hoy rescatan un promedio de 300 piezas que han armado y vueltas de nuevo a su condición original, que pertenecieron a los años de fundación de Matanzas y al desarrollo epocal de la iglesia de la ciudad, en el espacio del sitio arqueológico frente a la Catedral, en la actual calle Jovellanos entre Medio y Milanés, que se descubrieron hace cinco años.
“La exposición de estos objetos será montada en los salones de la Oficina, con los haberes que esto demanda, porque son piezas importantes de la historia de la ciudad y su evolución económica y social hasta nuestros días.”
Vale saber que el objetivo primero en Arqueología es el de estudiar y conocer el pasado a través de sus objetos materiales. Pero la pieza en sí es un vehículo para conseguir dicha información. Los objetos no sólo están ahí, en el yacimiento, sino dicen mucho de las personas a las que han pertenecido y los cometidos a los que se han dedicado. Por eso, la importancia documental que supone encontrar estos materiales.
El hallazgo de los orígenes de la iglesia y algunos elementos puntuales de fines del siglo XVII, como diversos tipos de cerámica mexicana y española, nunca antes encontradas en Matanzas, cristalería, sepulturas y restos óseos de ganado, muchas de ellas completas y en buen estado de conservación, permitirán enriquecer las certezas acerca de las cimientes históricas de la Atenas de Cuba.
