Palabras a los Intelectuales: Defender la inquebrantable aspiración a la belleza y a la vida

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«Sesenta años después de Palabras a los intelectuales, el mejor homenaje es propiciar más diálogos en los temas de hoy, ganar consensos, fortalecer alianzas, integrar generaciones, cambiar todo lo que debe ser cambiado con aquella visión revolucionaria, con la inquebrantable aspiración a la belleza en el arte y la vida” expresó el músico matancero, Ethiel Fernández Faílde.

La Revolución, por su naturaleza redentora, defiende la libertad, patentizada en la política cultural de nuestra nación y esbozada desde el histórico encuentro del Comandante en Jefe entre el 23 y el 30 de junio de 1961 con la avanzada de la intelectualidad cubana.

 

Uno de los méritos más grandes de este proceso revolucionario lo constituye el despliegue colosal y sistémico que ha tenido el desarrollo del arte y la literatura, la educación, la ciencia y el deporte en estos 60 años, que ningún bloqueo o catástrofe ha logrado impedir en su humanista visión de lo que debe ser un cubano libre, como lo soñó Martí.

 

Profundizando en la significación de lo que se ha llamado el anuncio de la plataforma cultural del socialismo, el también director de la joven orquesta danzonera Faílde indicó:

 

“En aquel encuentro, y creo que, en el pensamiento y la acción de Fidel, siempre ha estado la música. Habló de la Sinfónica y de los ritmos más populares; fue tajante en cuanto a proteger a los autores para evitar que se burlen sus derechos y se respeten sus ingresos legítimos.

 

“Destacó con pasión de fundador la labor de los instructores de arte, para enriquecer la vida cultural en el campo y el talento que allí florece, en su preocupación constante por la igualdad de oportunidades.

 

“Tratar de mantenernos unidos, porque todos somos cubanos, todos hacemos este país.”

 

Propósito fundamental de la Revolución resulta desplegar el arte y la cultura, precisamente para que sean verdaderos patrimonios del pueblo, como expuso Fidel en aquella memorable ocasión en la cual definió el papel de la intelectualidad cubana. El mismo pensamiento de quienes en el siglo 21 los defendemos de cualquier agresión mercenaria, como crisoles soberanos de nuestra nacionalidad.