El azúcar que se lleva en la sangre (+ Fotos)

Imprimir
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Valoración:
( 0 Rating )

0402-Central Azucarero México2.jpg

 


Rolando Domínguez Herrera pudiera estar ahora mismo con las manos como seda en el ejercicio de masajista en el sector del turismo, de profesor de educación física en cualquier escuela de su terruño o de animador en Varadero, porque la Cultura Física, su especialidad posee un amplio campo profesional.



Sin embargo, Rolando con sus 31 años de edad, se pasa el día y hasta la noche con las manos ásperas, untadas de grasa y con partículas de polvo y bagacillo, ese que desprende un central azucarero en plena molienda, que se adhiere a la ropa, al pelo y no hay como deshacerse de él.

El joven tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de Jefe de Producción de la Unidad Empresarial de Base Central Azucarero México, en el municipio matancero de Colón, perteneciente a la Empresa Azucarera de Matanzas, y su labor por dos años, avalan buenos resultados en la zafra, a pesar de los tiempos duros y la difícil situación que presenta la contienda en el país.

 


Actualmente el “México” aprovecha el tiempo, recibe la materia prima de áreas aledañas al “René Fraga” y del municipio de Martí, existe allí el control de la materia extraña, pues el centro de limpieza garantiza poco más del 52 por ciento de eficiencia, y la caña llega por ferrocarril o tiro directo al basculador.

Rolando vive con los pies en la tierra y sabe que el destino de la azúcar que produce el ingenio es la exportación, porque cada kilo cuenta para adquirir luego productos indispensables para la vida de los cubanos, por eso no pierde el detalle de ciertos números como la pol, el brix, ph, parámetros que los azucareros conocen bien.

 

0402-Central Azucarero México1.jpg

 


La zafra en el central México inició el 5 de enero último y tienen planificado 86 días de campaña, con un plan de azúcar que supera las 17 mil 600 toneladas, con un rendimiento planificado de 9,57, y un total de 211 mil 372 toneladas de caña a moler, cifras que pueden cambiar, pero no tanto como para perder el ritmo.

En la zafra anterior este coloso hizo 5 mil 500 toneladas por encima de su plan, su norma potencial de molida diaria consiste en 3 mil 800 toneladas y allí prima la voluntad de superar los números y aportar siempre lo más que se pueda para ganar todos, pues la libra del granito dulce en el mercado internacional ahora exhibe buen precio.

De hablar pausado, a pesar de lo rápido que avanzan sus días entre la mole de hierro, Rolando reconoce que la calidad de la materia prima define y se enorgullece de que más del 60 por ciento de la fuerza de trabajo en el central es joven, y que hasta el momento nadie se contagió con el letal virus SARS Cov-2.

“Esto es lo que me gusta hacer, vengo de una familia azucarera, mis abuelos, mis padres trabajaron en el Central René Fraga, yo empecé muy jovencito como ayudante de tacho, me hice puntista, también aprendí a trabajar en el área de generación de vapor y llegué hasta jefe de turno.

 


“Estudié en la universidad la cultura física; pero regresé. Este es un trabajo que no tiene hora, ni día, a veces no veo a mis hijos; el secreto de una buena zafra radica en la constancia, en el detalle, hay que caminar el ingenio, estar pendiente”.

 


Costó trabajo encontrar a Rolando en el “México”, y más conversar con él, porque a cada minuto recibe una llamada, si falta caña por llegar al basculador hay que mantener el control, no puede parar el ingenio innecesariamente. Con una sonrisa triunfante muestra el grano de azúcar morena, clara, casi perfecto, el que traerá después alimentos o medicinas para Cuba.

Sale apurado, sube y baja las escaleras, saluda a su paso a quienes velan en sus puestos porque las masas trituren, el jugo se clarifique, el tacho esté a punto, y la centrífuga extraiga hasta el último cristal de la miel.

 


Este joven constituye garantía y ejemplo, hace mucho que renunció a la carrera que pudo darle unas manos de seda. Rolando no es diabético, pero el azúcar lo lleva en la sangre.