La dicha de una mujer vaquera (+video)

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PEDRO BETANCOURT.- Poco antes de llegar al Consejo Popular Manuelito vive Dayamí González Cabanela. Justamente allí, en la vaquería 158, entre el aroma de las flores silvestres y el canto de las aves, es donde esta mujer encuentra más de un motivo para sentirse viva.

“Hace ya cinco años fueron a mi casa a ver si quería ejercer esta labor y acepté. Luego de aprender en una vaquería escuela, realizo todas las labores que requiere este lugar y me va bien”, confiesa.

Mientras busca el forraje para alimentar el ganado nos cuenta sobre el esfuerzo diario, las medidas de precaución para trabajar con las reses y evitar accidentes, sobre todo cuando están recién paridas. Pero al mismo tiempo disfruta cada instante en estas tierras donde no existe espacio para el aburrimiento:

“Aquí inseminamos las vacas, las atendemos si se enferman, las alimentamos y ordeñarmos dos veces al día.”

Su noble mirada bajo un discreto maquillaje apenas refleja las escasas horas de descanso. Despierta desde las 3:00 de la madrugada para alistarlo todo en casa antes del ordeño se esmera porque su vaquería alcance los mejores resultados.

La productora explica que de un plan de 150 litros de leche diarios, entrega 165. “Debido a los logros del año anterior la vaquería fue seleccionada a nivel municipal para potenciar esos indicadores también en esta etapa. Además sembramos yuca, malanga, guagüí, plátano y maíz según la época del año.»

“He sido reconocida en diferentes ocasiones. Hace poco me sorprendió la Federación de Mujeres Cubanas durante una actividad muy bonita que tuvo lugar en saludo al 8 de marzo”, destaca González Cabanela.

Ella disfruta el trabajo en familia y cuenta feliz que su hijo recibió la autorización del Servicio Militar para reincorporarse a estas labores. Su ayuda y la de su esposo resultan vitales para mantener los indicadores productivos.

Temprano llega el carrero. Dayamí González entrega la leche con destino a la bodega del pueblo. Muy lejos de vanagloriarse, le satisface saberse entre los mejores productores del municipio; así se esmera cada día al tiempo que disfruta la dicha de ser una mujer vaquera.