Día de la Enfermería: la gratitud en una fecha

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Día Internacional de la Enfermería

Cada 12 de mayo se celebra el día de esos profesionales tan abnegados como la enfermera Tamara, jornada internacional de la enfermería. Foto: De la autora.

La enfermería es una labor que requiere, ante todo, humanismo; y que en disímiles ocasiones se subvalora. Tamara es enfermera desde hace más de 20 años. Asiste a la posta médica del Consejo Popular Ceiba Mocha en Matanzas, su centro de trabajo, solo en los turnos de guardia; pero está dispuesta a poner en práctica sus conocimientos las 24 horas, siete días por semana.

Dicen los que han sido sus pacientes que tiene una mano prodigiosa. La pequeña Edelixis, de ocho años y vecina de Martí Interior, donde radica la posta, siente un cariño infinito por Tamara, a quien llama “mi amiguita”, y cuantas veces la ve en la calle le pregunta: “¿Cuando tú trabajas para ponerme la inyección contigo?”.

Observo la destreza con que se desenvuelve. No solo estudió para eso, sino que además ama lo que hace. Aunque soy consciente de su experiencia, desde que tengo uso de razón pocas veces dejo que me inyecte. Vivo con la idea de que cuando comienza a ser madre se esconde la enfermera.

Se molesta conmigo y me explica: “Para ser enfermera estudié noches enteras leyendo libros. Exámenes difíciles probaron mis conocimientos. También llevo 20 años y pico haciendo lo mismo, primero en Maternidad, luego en consultorio médico de la familia y en el Cuerpo de Guardia aquí en Mocha. O sea, en eso casi nunca fallo. Ya ser madre es otra cosa, para eso no hay escuelas, no hay ensayos”.

Situaciones de la vida la han puesto en el límite entre una y otra responsabilidad. No pudo evitar llorar cuando en una de mis consultas el médico pronunció un término desconocido para mí, pero alarmante para ella. La vi correr el día que hice reacción a aquel medicamento, cuyo nombre no logro recordar, y con las manos temblorosas empuñó la jeringuilla cargada de hidrocortisona y de esperanza. Respiró profundo y me salvó la vida.


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Ni hablar de la traición de sus nervios cuando Richard, su nieto, pasa por alguna situación de salud. En su opinión, para dedicarse a la enfermería se necesita el mismo coraje que para ser madre.

Afirma que su actividad, más que una profesión, es una forma de vida. “Trabajo más en la casa que en la posta. No es secreto para nadie la carencia de medicamentos y recursos que sufre nuestro sector hoy en el país. Por eso los pacientes muchas veces optan por quedarse en casa, resolver por la cuadra”.

Su hogar es un vaivén de personas solicitando a cualquier hora su servicio. Una inyección, una cura, un cambio de sonda o una simple duda. Tamara no sabe decir que no, basta saber que alguien la necesita y da lo que tiene. Va hasta donde sea.

Aunque muchos de los que en apuros tocan a su puerta a menudo descuidan un simple agradecimiento, los profesionales abnegados como ella continúan socorriendo al que lo necesite, y nunca faltan quienes son conscientes de esa mezcla de bondad y sentido del deber.

Por ello, este 12 de mayo, su merecido Día Internacional, reciban los enfermeros y enfermeras de nuestra sociedad algo tan reconfortante y sincero como un ¡Felicidades!

(Por Lisandra Verdecia Morales)