Tal vez muchos lectores se vean reflejados en la historia narrada por Ivet Betancourt Rodríguez (San Carlos, No. 6305, entre Jáuregui y Jesús María, municipio de Matanzas), quien expresa en su misiva el irrespeto vivido durante el proceso de compra de una lavadora mediante el comercio en línea, radicado en el extranjero Mallhaitech, que distribuye sus productos a través de Copextel. A continuación, lo sucedido.

Héctor Almeida Fernández, campesino matancero. Fotos: Del Autor

El fuerte sol del mediodía cae con furia sobre la posesión de Héctor Almeida Fernández. Las plantas que inician su desarrollo no resisten las altas temperaturas y se tornan mustias. Sus hojas languidecen por el intenso calor y desde la tierra emerge un vapor que poco a poco lo envuelve todo, produciendo una sensación de fatiga. Ni los animales osan emitir sonido alguno rehuyéndole a la soberbia del Astro Rey. Todos los seres precisan de alguna sombra donde guarecerse para mitigar el bochorno de la calurosa tarde.

Un tono más anaranjado dispara las alarmas y detiene momentáneamente el transitar de maletas sobre la estera del “área de facturado” en el Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, de Varadero. 

Con mucha paciencia y una vista entrenada se chequea la carga desde diferentes ángulos por medio del escáner. Donde algunos solo ven inocentes siluetas en colores, ellos saben identificar documentos antiguos, piezas valiosas y hasta granadas plásticas que alguien confundiría con un frasco de perfume. Aunque lo de esta jornada no se trate de seguridad nacional es igual de valioso el hallazgo: otra obra de arte ha sido rescatada en fronteras.