La Aurora de Gerardo (+audio)

Imprimir
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Valoración:
( 0 Rating )

Aurora aprieta fuerte entre sus brazos un pequeño naylon rojo. Lo sostiene y espera en la sombra a que el acto se acabe en la barriada matancera de Pastorita.

El joven delegado del barrio insistió en su presencia para volverse cómplice de un encuentro que debió ocurrir hace muchos años. Aurora Cabrera Fuentes ve entre luces y sombras, pero tiene una memoria envidiable, lucidez valiosa a sus 97 años.

Cuando llega el momento, se le acerca un hombre y ella solo pregunta si es capaz de reconocerla. Han pasado más de diez años desde que inició esa complicidad entre ella y Gerardo Hernández Nordelo.

-“Usted es Aurora? … la Aurora de la Isla», responde el Héroe de la República de Cuba.

Ella pensó siempre que se iba a morir sin verlo. Abre el naylon rojo y saca una a una las cartas recibida desde la prisión de alta seguridad de Lompoc, uno de los tantos centros en los que estuvo recluido Gerardo durante 16 años de su vida.

Aurora, como otros tantos cubanos, expresó su solidaridad con la causa de los cinco mediante cartas.

“Un día vi en el periódico las direcciones de las prisiones y supe que se podía escribir. Pregunte y me dijeron que Gerardo siempre contestaba y así fue”.

Al principio le escribía como mamá Aurora, después al fallecer la madre de Gerardo prefirió identificarse como abuela.

Querida abuela Aurora, (…) acabo de recibir una carta suya enviada desde Alemania, con unas décimas muy lindas dedicadas a los cinco. Gracias por recordarnos siempre!

20210918_120123

La nonagenaria sabe el valor de la correspondencia y muestra una a uno los recortes de periódicos que le envió Gerardo.

Cuando regresó a Cuba en 2014 recibió la última carta acompañada de una llamada telefónica. En esa ocasión era una foto de Adriana, Gerardo y la recién nacida Gema. Desde ese entonces quedó pendiente el reencuentro.

Pero, cómo esto no fue posible hasta hoy, creo que es preciso volver al principio de la historia.

Cuando Aurora inició la correspondencia residía en Nueva Gerona, Isla de la Juventud y vivía con ella una de sus hijas, sin embargo esta enfermó y tuvo que venir para Matanzas con su otra hija.

Por eso Gerardo se emocionó, se contuvo de darle un beso en ese encuentro por la situación higiénico-epidemiólogica. Pero se acercó y escuchó las décimas guardadas para él, esas mismas que se convirtieron en aurora entre las rejas de la prisión.