Con frecuencia escucho quejas por la falta de leche, incluso para las dietas médicas que, como es lógico, cuando se le otorgan a una persona es porque las lleva por prescripción facultativa, pero no todos se pronuncian por el levantamiento del injusto y cruel bloqueo, causante de gran parte de nuestras necesidades.
Varios ejemplos pueden ilustrar esta idea. Primero, la producción de leche en el país se ha deteriorado considerablemente con respecto a los períodos de bonanzas que tuvimos anteriormente, cuando contábamos con los recursos necesarios.
Para producir leche se requiere disponer de una adecuada alimentación del ganado, hablemos solo del pienso, componente que el país no dispone por tener bloqueados los suministros tanto del producto terminado como de materia prima, provenientes del extranjero.
Además los pastos en nuestros potreros se han afectado por escasas lluvias y deterioro de los suelos, los que no se pueden favorecer por no poseer abonos, fumigo y otros componentes químicos para su beneficio.
En oportunidades cuando faltaba la leche fluida se suplió por leche en polvo, nuevamente el bloqueo vuelve a hacer mella en la distribución, ya que no existen los contratos suficientes para adquirir este producto que por demás su precio crece por meses.
No es secreto que los bancos internacionales tienen vetada a Cuba para que haga depósitos en sus cajas y tampoco los proveedores del producto aceptan efectivos, algo así como una pelea de león pa’ mono y el mono está amarrado.
En los primeros meses de este año el precio de la leche en polvo, en el mercado internacional llegó a una cifra inesperada al cotizarse a 4.224 dólares la tonelada y este ha estado rondando los más de 3.500 dólares.
Con todas estas variantes en contra, el país tiene que sortear un gran escollo para garantizar, al menos, el suministro más perentorio. Quiéralo o no, el BLOQUEO existe y nos perjudica, no obstante #CubaVive.