Y la joven yumurina María de Lourdes Villalonga Santana, Malú, regresó para convertirse «profeta en su tierra» y desde aquí recibir el aval por el que le fue otorgada en la jornada de la Ciencia Cubana de este 2022, la Orden Carlos J. Finlay.
«Me inserté en el Centro de Estudios Biotecnológicos (CEB) de la Universidad de Matanzas (UM), ahí me sugirieron especializarme en la parte de purificación de proteínas y esto provocó un vuelco en mi vida que me llevó al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnaología (CIGB).
«En el CIGB culminé mi tesis de grado y después llegaron la maestría y el doctorado que en ciencias biológicas realicé en la Universidad de La Habana. Con todo ese conocimiento llevé a cabo la labor docente en la UM durante 22 años».
Pero problemas de salud le obligan a abandonar esa actividad investigativa y educativa-instructiva y comienzar la etapa actual como especialista de la Unidad de Ciencia, Tecnología e Innovación del CITMA en Matanzas.
«En febrero cumpliré cuatro año en la delegación, un sitio donde me han ofrecido toda la confianza para el trabajo dirigido a impulsar las nuevas políticas, sobre todo en la gestión de los programas y proyectos territoriales.
«Ha sido una labor intensa sobre todo porque esas políticas fueron aprobadas en 2019 para su implementación a partir del 2020 y estos han sido años muy difíciles por el tema de la pandemia.
«Nos enorgullece en este sentido, el desempeño de los jefes de programas y proyectos, los centros vinculados a estos y demás especialistas porque sin ellos no hubiésemos podido avanzar como lo hicimos en medio de la amenaza que representa la Covid-19.
«Y la prueba de que se trabajó con voluntad es que en el 2020 recibimos la sede nacional por el Día de la Ciencia Cubana y en el 2021 fuimos seleccionados como provincia destacada.
«Por todo ello siempre digo que esta Orden Finlay no es sólo mía, sino de todos y cada una de las personas que forman parte de mi crecimiento profesional».