Pero el problema del ganado suelto va más allá de las carreteras y los incontables accidentes, lacera también a los campesinos tras el paso descontrolado de estos animales por los cultivos.
«Claro, a los dueños les conviene», llegó a decirme un productor, cansado de ver cómo se han perdido áreas de caña de su cooperativa tras el efecto de estas «plagas rumeantes» que muchas veces engordan allí donde otros sembraron su sudor y esfuerzo.
-Para delimitar se necesitan recursos-,es la típica justificación ante tantas inquietudes, y yo pienso en las alternativas que la propia naturaleza les ofrece; como los cercos vivos con plantas de cardón o la popular piña de ratón que tanto veo ahora en las fincas de algunos productores.
Sin embargo, como se trata de otro problema envejecido, me pregunto si la irresponsabilid
Este descontrol aumenta las posibilidades de hurto y a su vez el derecho del productor a sacrificar y comercializar ganado bovino. Sin embargo, detrás de dicha realidad existen verdades no tan ocultas.
Sí, mientras muchos violan el deber de inscribir cada nuevo nacimiento e identificar sus ejemplares, el ganado anda suelto por el campo y las carreteras. Otro problema irresuelto. Algo nos queda claro: la chapa no la pagan las reses, ni sus dueños.