Fidel Castro: “El futuro de nuestra Patria será un eterno Baragúa”

Protesta de Baragúa

El 15 de marzo de 1878, en una localidad cercana a la provincia de Santiago de Cuba conocida como Mangos de Baraguá, el mayor general Antonio Maceo y otros altos jefes mostraron su negativa a aceptar la firma del Pacto del Zanjón, que no brindaba respuesta alguna a la situación que propició la guerra y resultaba “una rendición vergonzosa”, a juicio del prócer.

La Protesta de Baraguá salvó el honor del movimiento patriótico que, durante casi diez años, en una pequeña isla, sostuvo una guerra heroica, sangrienta y devastadora contra uno de los imperios más grandes de la época.

El ejemplo del Titán de Bronce trascendió como referente de la conducta firme e intransigente ante la defensa de la Patria, a la hora de afrontar las situaciones más duras y de no rehuir el combate. Por ello, la fecha es enaltecida para recordar la validez de esos principios.

La Protesta de Baraguá, si bien no pudo concretar la continuación inmediata de la contienda hasta lograr la independencia, dejó bien definida la postura político-ideológica de la nueva dirección de origen popular que la condujo.

El proyecto independentista del año 1868 se pospuso, aunque poco tiempo después se inició una nueva contienda de liberación conocida como la Guerra Chiquita, la que no pudo prosperar por diversas razones.

No obstante, los revolucionarios cubanos no se dieron por vencidos y continuaron su disputa por la independencia hasta que el 24 de febrero de 1895 estalló una nueva gesta libertaria.

José Martí, delegado del Partido Revolucionario Cubano, sentenció que en el Zanjón «habíamos dejado caer la espada» y, cuando reflexionaba sobre el final de la guerra del 68, escribió que tenía ante sus ojos el documento más hermoso de la historia de Cuba: la Protesta de Baraguá. (ALH)

Lorena Acosta/Estudiante