A propósito del Día Mundial del Síndrome de Down: «Claudia me enseñó a amar»


Claudia puede memorizar números de teléfono que nadie en la casa recordaría. Le encanta hacer amigos, baila con mucha facilidad y sabe cómo hacer contagiosa una sonrisa. Claudia Caballero Tadeo nació con un trastorno genético de los cromosomas del par 21.

Gracias a su destreza con el aro Claudia Caballero ha participado incluso en Olimpiadas Especiales.

“La especialista me recomendó que la tratara como una niña normal. Fueron tiempos muy difíciles porque su salud estaba quebrantada y tuvimos que ingresar muchas veces. Le daba neumonía a causa de un soplo en el corazón, pero fue progresando y nos enfocamos en mejorar su calidad de vida”, explica Elizabeth Tadeo, madre de la joven de 28 años.

Claudia me muestra las puntas de su pelo, pintadas de azul, habla sobre las sabrosas panetelas que le prepara tía y no duda en hacerme una demostración de su destreza con el aro.

“Me gusta trabajar, estudiar, aprender, leer, dibujar, relajarme con mi familia” —confiesa entusiasmada, sin embargo al hablar del cariño de su mamá rompe en llanto.
Cuenta Lídice, su hermana menor, que Claudia es muy sensible. Hace unos días lloró mucho también al ver en el noticiero la entrevista que le hicieron a una muchacha como ella.

“A pesar de ser una niña muy educable ha sido complejo este proceso. Hemos tenido que redoblar los esfuerzos, repetirle las cosas haciendo más énfasis, porque el nivel de intelectualidad no es el mismo”, destaca la madre.

“Pero fue muy provechoso -agrega- llegó a graduarse de noveno grado en Enseñanza Especial. Aprendió a leer y a escribir. Lee tanto que aburre los libros rápido y hay que buscarle otros nuevos. Estamos muy contentos por eso, creo que tanto empeño valió la pena”.

Pero ser síndrome de Down no ha impuesto límites a sus derechos. Bien lo sabe su mamá, quien cuenta con orgullo que Claudia, como el resto de los niños de Cuba, ha participado en diferentes actividades convocadas por el Inder y Cultura, donde siempre muy alegre y dispuesta ha sido bien acogida por el público.

No obstante, destaca que a pesar de recibir atención por parte de la asistencia social, esta podría perfeccionarse, ya que las personas como su hija requieren mucha ayuda.

A Elizabeth Tadeo le preocupa además que todavía algunos no comprendan la importancia de respetar a cada niño o adulto diferentemente capacitado. No obstante, ella, como el resto de la familia, celebran cada 21 de marzo el Día Mundial del Síndrome de Down como un canto a la esperanza.

“Quizás yo le he enseñado mucho, pero ella a mí aún más -concluye la mamá-, porque he aprendido sobre el amor, algo tan importante en la vida que si no está presente en todo lo que hacemos nada resulta. Claudia me ha enseñado a amar”.