“Hacer periodismo en Cuba es súper interesante”

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Ayose es un líder natural, que goza de un prestigio profesional no solo avalado por los múltiples premios, sino también por su humildad.

Ayose García Naranjo comparte mucho más que fecha de nacimiento con dos de los héroes de nuestra historia: Maceo y el Che. Comparte también el amor por la Patria, la valentía y la ética, algo que ha demostrado en su corta pero intensa carrera como periodista.

Delgado y con el pelo largo, lo menos que te imaginas cuando lo ves es que sea el director del periódico Girón. Pero no solo lo es desde hace aproximadamente un año, sino que le ha tocado dirigir en momentos muy difíciles y de cambios radicales en el modelo de gestión del medio.

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Matanzas en el curso 2016-2017, Ayose fue coordinador de Humedal del Sur, publicación para los pobladores del Plan Turquino Manatí en Matanzas, que abarca la Ciénaga de Zapata y una parte de Unión de Reyes.

Líder natural, goza de un prestigio profesional no solo avalado por los múltiples premios de periodismo y literatura alcanzados, su seriedad y talento, sino también por su humildad y ese deseo constante de superación. 

Esta entrevista es mi ejercicio final de la asignatura de Periodismo Impreso. Hace días, de “corre corre”, envié otra versión a mi profe Arianna en la que tal vez obtenga 4 puntos; pero hoy, 14 de junio del 2023, cuando Ayose cumple 30 años, quiero regalarle estas letras que son suyas y, a la vez, agradecerle por su tiempo.

¿Por qué entrevistar a Ayose? Porque es joven como yo, y porque lo admiro desde hace años, cuando era alumno de mi mamá e iba a mi casa, y bebían y soñaban con cómo hacer un mejor periodismo.

Quizás no sea esta una entrevista para conocer tanto al ser humano que es Ayose, sino lo que piensa y siente el periodista. En cada pregunta he tratado de encontrar respuestas a mis propias inquietudes.

¿Cómo fue el Ayose estudiante de periodismo? Me dijeron que fuiste el único varón de tu grupo. 

Súper interesante y gracioso. Nunca creí ser el único varón y menos entre seis estudiantes. Creo que nunca ha habido otro grupo tan pequeño. Llegamos a tener una confianza muy bonita, surgió una gran amistad. Hacíamos de todo, sus novios saliendo con nosotros y viceversa, y a pesar de que hay algunos que ya no están en Cuba seguimos comunicándonos y han quedado como familia.

Casi desde que te graduaste has ganado premios. ¿Cuáles guardas con más cariño y por qué? ¿Eso no te ha hecho creerte cosas? ¿Qué importancia concedes a los premios?

Los premios creo que son importantes porque de cierta manera te visibilizan. Es verdad que a todos nos gusta ganarlos, pero, cuando comenzamos a subvalorarlos, empiezan las tendencias de superioridad o el trabajo en función de ser premiados.

“Simplemente surgen cuando te sientes bien haciendo lo que te gusta y tu empeño tuvo la calidad suficiente. Son subjetivos; con trabajos no tan interesantes a veces ganas y con uno que era tu favorito no es así. Los premios que guardo con más cariño son los dos del Concurso 26 de Julio que obtuve acabado de graduar. Pensé que iba a pasar mucho tiempo para poder ganar uno y haberlo logrado fue increíble”.

Quisiera preguntarte por uno en específico, el Cubacron, por el cual ibas a recibir un premio importante en metálico. ¿Por qué renunciaste a él? ¿No te arrepientes?

Arrepentirme, no. Creo que todo en el mundo es ideología, incluso el Nobel es ideológico. Ningún premio es puro, hay un trasfondo en quien lo entrega. En el caso del Cubacron yo no presenté ninguna muestra, fue un casting que hicieron y me seleccionaron a mí de primer lugar. Por un lado, lo rechacé con toda conciencia y no sigo a ese tipo de organizaciones que lo patrocinaban; sin embargo el jurado era de primer nivel, de los periodistas y cronistas más reconocidos de América. El haber conseguido ese primer lugar me dio un orgullo tremendo, pero nunca perdí de vista las verdaderas intenciones detrás de todo”.

Si tu tesis de grado fue un documental audiovisual, ¿por qué terminas trabajando en la prensa plana, específicamente en el Girón?

Desde que entré a la universidad me deslumbré con el mundo audiovisual, porque siempre me ha encantado el cine. El lenguaje es muy completo a la hora de comunicar todo. Por eso en mi tesis quise hacer un documental.

“Pero también en la universidad empecé a tener ciertos contactos con el periodismo narrativo que hicieron en un momento Martí o Padura; me encontré con Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, y con Truman Capote… Para mí fue un descubrimiento genial, porque me estaban dando una manera de contar y hacer periodismo. Y así fui buscando esos referentes, uno te llevaba al otro. ¿Quien mató a Rosendo?, luego con Leila Guerriero; esas crónicas para mí superaban las expectativas del audiovisual.

“Me impactaron otras obras increíbles, como las de la Generación Perdida de Estados Unidos. Y me llamó mucho más la atención lograr transmitir emociones solo a través del plano impreso. Terminé mi tesis, pero consciente de que quería hacer otro periodismo”.

Hace casi un año asumes la dirección de Girón. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión? ¿Qué retos y cambios trajo a tu vida convertirte en jefe? ¿A veces no sientes que no puedes con todo y que es mucho para alguien tan joven? ¿Qué ha sido lo mejor y peor de esta etapa?

Indudablemente tuvo un protagonismo el antiguo director, Adonis Subit. Cuando llegó, yo era periodista del Humedal del Sur, aunque hacía meses que ya no lo hacía por temas de transporte. Cuando él empieza me pone como subdirector. Como es lógico, lo primero que dije ante esa propuesta fue un “no, qué va”; pero Adonis me dio mucha confianza, me enseñó rutinas productivas, cómo se conforma la agenda mediática de un medio y ese tipo de cosas.

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“Un año de subdirección me hizo ser más seguro. Adonis no llegó a estar dos años: le dan la tarea de dirigir la Editorial Abril, entonces me propone ser director. ¡Imagínate, si ya estaba cargado como subdirector, ser director! Si acepté fue por el proyecto, por Girón, que no es mío ni de Adonis, es de todos; por los periodistas y porque no quería echar por tierra todo lo que habíamos construido.

“Esto me roba mucho tiempo. Lo de ser periodista ya no es igual, me ha cambiado los horarios, termino muy cansado. Pero creo que ese cambio ha estado compensado por los éxitos que hemos tenido en poco tiempo; por ejemplo, la cobertura que dimos al fatal suceso de los Supertanqueros, o el premio de la Innovación que obtuvimos en diciembre”.

Como director, uno de los momentos más difíciles ha sido precisamente la cobertura al incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas. ¿Cómo fue asumirlo apenas sin recursos? ¿Te hizo crecer este suceso? ¿Qué de bueno dejó algo tan terrible?

Aquí no teníamos experiencia en ese tipo de catástrofe. Tuvimos ayuda de la Unión de Periodistas en la provincia con el transporte. Fue esencial movilizar a los mejores colegas para que fueran de frente a esa situación, nos sentábamos con calma a analizar todo. Ahí empezamos uno de los principales proyectos del periódico, que era impulsarnos en las redes sociales, y eso fue fundamental: crear equipos de trabajo, hacer una cobertura minuto a minuto.

“Fueron días de mucho estrés. Creo que me sirvió como una prueba, para conocer la capacidad de reacción de todo el colectivo, la disposición de mis periodistas para estar ante un hecho de tal magnitud.      

“Como positivo, el lograr por primera vez una cobertura integral, porque no solo fue el texto y la foto, sino emocionar a la gente, contar qué estaba pasando y lograr suplir todo con un colectivo tan pequeño. Me demostró que se pueden hacer cosas impresionantes”.

Girón está incluido en el famoso experimento de medios cubanos. ¿Me puedes explicar en qué consiste, los beneficicios que traerá y en qué momento se encuentran?

El experimento no es más que un cambio en el modelo de gestión del medio. El ICRT y otros tienen más amplitud económica, pero para los periódicos provinciales la situación se ha puesto muy difícil al punto de que los periodistas tienen que venir con sus laptops, nos faltan cámaras, etc. Se estaba apostando porque demostráramos que podemos ser autosustentables, de ahí viene todo esto. El periódico felizmente está aprobado, ya estamos como unidad presupuestada aprobada e hicimos la cuenta en el banco.

“Esto incluye desde la publicidad y el patrocinio hasta una amplia cartera de servicios que podemos ofrecer, en función de generar un mejor periodismo. Va de eso, de investigar, de contribuir a mejorar la vida de las personas, y creo que es una luz en medio de esta Cuba tan compleja. Va a traer una carga de trabajo superior y el desafío es inmenso, está el incentivo de querer echar pa’lante, hacerlo bien y demostrar a las personas que no solo es posible, sino que es necesario adaptarnos a estos tiempos modernos”.

Sé que te gusta la fotografía. ¿Alguna vez pensante en dedicarte solo a ella y dejar el periodismo o son dos cosas que quisieras llevar a la vez?

La fotografía siempre ha sido una afición, venía también con esa fascinación por el mundo audiovisual que fomenté en la universidad. Se me dio la oportunidad, a través de unas amistades de mi mamá, de tener una cámara profesional, una Nikon. Fue un descubrimiento, jugar con la luz para mí fue especial.

“Después se convirtió también en una vía de ingresos. Me vinculé durante un año a las Artes Escénicas. Fue algo que me hizo sin dudas tener una visión más integral del mundo cultural en la ciudad de Matanzas. Como fotógrafo era un modo de vida, me gustaba, me sigue gustando, pero jamás fue una opción dedicarme a la fotografía solamente”.

Como periodista prefieres contar historias. ¿Por qué?

Porque creo que es lo que mayormente hace que las personas lean tu trabajo. Creo que el periodismo desde hace tiempo trabaja con tipos de casos únicos que te permiten analizar de una manera más global, pero lo que te engancha a leer la historia es el poder de convencimiento que tengas.

“Si presentas una buena historia, en la que convivas con esas personas, en la que tú cuentes sus preocupaciones, ya ahí haces todo más ilustrativo y tu poder de convocatoria y lectura es mucho mayor. Es un desafío enorme contarlas, tienes que ganarte la confianza de esa persona, hacerle preguntas incómodas, de todo; en tu astucia como entrevistador está sacarlo de su zona de confort. Para mí este tipo de escritura es una forma de arte.

“Hoy estamos en un mundo lleno de información, todo es al momento, tienes Telegram, Whatsapp… Según estudios, ya la gente no quiere leer materiales tan fríos, por eso pienso que antes de lanzarte a un trabajo tienes que buscar la historia”. 

¿Dentro de los géneros periodísticos, con cuál te quedas?

Ya realmente no se puede hablar de géneros periodísticos, porque lo que me dieron en la academia es hoy como una fusión. Yo mismo, a la hora de entregarlos para premios, me digo: ¿cómo clasifico esto?

“Sin embargo, consultando nuevos referentes, me adentré más en el perfil periodístico, en la nueva crónica latinoamericana. Entonces, todos los géneros que tenía bien definidos se me empezaron a mezclar; pero si hay que definirlo me quedo con el perfil, la crónica y el reportaje”.

¿Te interesa la literatura para dedicarte a ella, o la ves como una aliada del periodismo?

Hasta ahora mismo la veo como una aliada del periodismo. Como decía Leila, una de mis referentes en el periodismo, ella no cree que uno sea inferior a otro, las propias fronteras se han ido perdiendo, se han difuminado los límites; a veces no sabes si lo que estás leyendo es una crónica o un cuento. Lo mejor es no tener límites.

Como joven al frente del periódico Girón, ¿qué crees que le falta al periodismo cubano actual y qué debería cambiar?

Hay respuestas a este tipo de preguntas que son casi permanentes: que el periodismo sea más apegado a la audiencia, que refleje mejor los intereses. Deberíamos implementar más el periodismo de historia, el que sensibilice, que cuente nuestra realidad día a día; también necesitamos más periodismo de investigación.

“Cuando quieres desempeñarlo en los municipios no tienes en qué moverte, es muy complicado acá en nuestra Isla, pero creo que a los medios les hace falta mucho. Necesitamos introducir la crítica en el deporte y la cultura, la crítica literaria. Creo que nuestros espacios deportivos están muy apagados, sin matices, y pudiera hacerse mucho más”.

Hay muchos temas que nos preocupan hoy; uno de ellos es la emigración. ¿Crees que se debe hablar más de ello, es un tema prohibido?

No, prohibido no, pero su abordaje, como en todos los temas, tiene que ser serio, investigativo, con rigor a la verdad y con el componente ético que debe ser fundamental en cualquier trabajo periodístico.

“Sí, tiene que ser más abordado. A la vez que un medio de comunicación quiere profundizar en un tema como este, tienes que trascender el comentario. Que todos los jóvenes estén buscando su futuro fuera de Cuba no es nada nuevo, y no solo jóvenes; que existe una problemática económica, está claro. Pero me gustaría trascender esos límites y citar estadísticas, las vivencias en los brincos por Nicaragua a las que se nos hace muy complejo llegar. Creo que es hora de tener en cuenta todo esto, hacer un análisis más cualitativo sobre cómo será el futuro de Cuba. Aristas hay muchas, pero deberíamos tratarlo mucho más, debe tener más presencia”.

Recientemente se aprobó la Ley de Comunicación. ¿Cómo crees que incida en la sociedad cubana?

Creo que las leyes en sí no son las que resuelven las cosas, sino su aprobación y la infraestructura que tenga ese país para implementarlas. En mi opinión, la ley es bastante completa. Tuve la oportunidad de estar en un debate de uno de los anteproyectos y creo que en cuanto a comunicación pública es muy esclarecedora, y lo establece como un pilar de seguridad nacional.

“Hay veces que las leyes salen, están, pero todo sigue igual. Ahora, es algo esperanzador, sí lo es: una esperanza de cambiar la comunicación del país y que se adapte más a nuestros tiempos’’.

¿Cómo es Ayose cuando no es periodista? ¿Qué le gusta hacer?

Ya cada vez es menos, porque el tiempo que paso en el periódico es bastante extenso. Pero me gusta reunirme con los mismos colegas del lugar para hablar de cualquier cosa, desde compartir un trago hasta irnos a eventos literarios; para hablar de todo un poco, ir a Narváez…

“Me encanta leer, y esto para mí desplazó todo lo audiovisual, ya no veo series ni películas casi. También me gusta pasar tiempo en la casa, los fines de semana sobre todo. Pero si tengo que escoger, prefiero compartir con mis colegas, darnos chucho e intercambiar sobre las mismas cosas del trabajo. ¡Increíble las ideas que salen en estos encuentros! También recorrer Cuba, conocer lugares que me quedan por ver…”.

¿Cómo es Ayose como hijo y nieto? ¿Cómo te verías en un futuro como padre? ¿Si tu hijo te dijera que quiere estudiar periodismo, qué harías?

Como hijo y nieto siempre intento hacerlo lo mejor que puedo. Tengo una familia hermosísima que lo único que me ha dado es amor, y solo intento agradecerle. Es lo que me han enseñado e intento devolvérselos.

“Ahora tengo conflictos internos por no poder pasar tanto tiempo con ellos, pero después trato de suplirlo. Por mucho que lo haga sé que nunca voy a compensar todo lo que han hecho por mí. La familia lo es todo y mi gran compromiso es con ellos.

“Como padre no me lo he pensado todavía, no creo que sea el momento aún por muchos motivos, profesionales, económicos; pero si tengo un hijo y me dice que quiere estudiar periodismo, contrario a lo que muchos colegas hablan de quitarle la idea… mentira, lo impulso. ¿Qué más orgullo que ser ejemplo para un hijo? Y si escoge el periodismo, por algo es, y que tu hijo quiera continuar la tradición es algo bello dentro del seno familiar”.

Hay muchas parejas de periodistas. En tu caso compartes la vida con Lisandra Pérez Coto, quien además fue tu compañera de aula durante cinco años. ¿Cómo es para Ayose compartir con su pareja el mismo centro de trabajo? ¿Crees que esto sea un impedimento?

Hasta ahora no. Cuando yo comienzo mi relación con Lisandra, éramos periodistas, yo del Humedal y ella de Girón, mucho después fue que llegó Adonis y me propuso la subdirección y luego la dirección.

Que yo haya llegado al cargo posteriormente fue bueno, pues Lisandra no está aquí porque yo la puse o la traje o lo que sea, sino porque es talentosa y se lo ha ganado. Hace periodismo económico, que es muy complejo, y su alto nivel profesional ha hecho que su presencia y nuestra relación no sea un impedimento. Intento ser lo más justo posible, dejar lo personal fuera del periódico y transparentarlo todo.

¿Cuáles son tus proyectos futuros? No te pongas límites geográficos ni nada.

Chico, yo ahora mismo en Girón me siento pleno. Cuando estaba estudiando, nunca creí que me fuera a sentir tan bien y mucho menos ser director. Creo que ha superado positivamente las expectativas.

“Me siento súper bien y más a las puertas de un experimento, así que eso me tiene con todas las ganas, tanto que no puedo hablar de planes futuros. Mi plan es que salga bien esto, aunque en un momento determinado me gustaría hacer maestrías, doctorados, ya sea en Cuba o en el exterior. Me gusta abrirme a nuevos mundos, pienso que no puedes dejar nunca de superarte ni creer que te las sabes todas. Sé que el mundo se mueve a millón y nunca está de más actualizarnos.

“Entonces, por ahora, seguir en Girón y en lo adelante superarme, que creo que es la esencia de todo profesional”.

Muchos jóvenes de tu generación ya no ejercen el periodismo por razones económicas y otras. ¿Por qué insistes en serlo, en medio de un contexto tan complejo?

Pienso que el principal atractivo es ese, el desafío; seguir y luchar, aunque muchos factores te digan que no. De lo económico nadie está ajeno, vivimos en una Cuba con muchos problemas.

“El periodismo en nuestro país nunca ha sido de las profesiones más pagadas, ni se presta para el invento, como dice el cubano. Se necesita vocación. Me mantengo haciéndolo porque tengo un proyecto. Hacer periodismo en Cuba es súper interesante”.

(César Enrique Roche Torres)