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¡Viva Cuba Libre!

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¿Cómo fue el 24 de febrero en Matanzas?

 

Alzamientos en las fincas La Ignacia (Limonar) y La Sirena (Jagüey Grande), así como en Cervantes, actual poblado de Perico, se produjeron el 24 de febrero de 1895, como lo establecía la orden enviada por José Martí a Juan Gualberto Gómez. Los matanceros cumplieron con Martí y se reincorporan a la lucha demostrando el sentimiento de rebeldía e independencia.

 

La Ignacia aguarda las ruinas del antiguo ingenio que allí existió. Muy cerca está el caserío de Ibarra y la línea del ferrocarril. La finca cercana al batey de Guanábana sería testigo de un momento trascendental en la historia de Matanzas: el levantamiento del 24 de febrero de 1895.

 

 

La zafra estaba en su apogeo. Por ello el corte a mano y el tiro en carretas con bueyes hacía de los ingenios y la zona, una rica económicamente en Cuba.

 

El patriota Antonio López Coloma, uno de los conspiradores previo al inicio de la Guerra del 95, arrendó la finca La Ignacia. Allí pretendía guardar un secreto muy grande. En el paradero de Ibarra recogieron 50 rifles y 10 000 cartuchos. Para llevarlos hasta allí lo hicieron pasar como los repuestos de la pesa romana.

 

Es sábado, 23 de febrero de 1895. En la Estación Central de la Habana cogen el tren hasta Ibarra. Juan Gualberto Gómez, Antonio López Coloma, Juan Tranquilino Latapier, Loret de Mola, José María Treviño, Federico Núñez, Francisico Regueira, Antonio M. Rivero, Rafael Rosado, José Vilar, Gerardo Núñez y Alberto Casasús, vienen a cumplir la Orden de Alzamiento dada por José Martí.

 

 

Llegan al caer la noche al paradero. De ahí van a la casa de La Ignacia. Otros patriotas se le unen. Al amanecer del día 24, el primo hermano de Antonio López Coloma, Francisco Valdés Coloma, quien ocupaba el cargo del jefe de la estación de Ibarra y telegrafista, informaba al grupo de patriotas que los españoles descubrieron la conspiración. Un tren especial con tropas partía desde Matanzas hacia Ibarra con el fin de detenerlos.

 

Nunca llegaron los jefes principales del movimiento. El General Julio Sanguily desobedeció la orden de esconderse y lo detienen en su casa en La Habana.  Manuel García Ponce, el conocido Rey de los campos cubanos, fue asesinado el 23 en la noche en Ceiba Mocha. Ni Pedro Betancourt, los hermanos Acevedo, José Amieva y Geradrdo Domenech pudieron incorporarse a tiempo.

 

Los hombres, reunidos en La Ignacia, se levantan en armas y nombran a Coloma como jefe del movimiento. Con unos pocos caballos y suficientes rifles para los alzados se movieron hasta un lugar conocido como Cuabal de Santa Elena, en las cercanías de Sabanilla del Encomendador.

 

La novia de López Coloma se le une allí y también, Juan Gualberto Gómez, el estudiante Juan Tranquilino Latapier y el habanero José María Tremiño se separan del grupo. Ellos se trasladan al ingenio donde nació Gómez y hablan con su propietario, Felipe Montes de Oca. Juan Gualberto Gómez acepta el indulto ofrecido por las autoridades españolas. Lo llevan a La Habana donde incumplen la palabra del Capitán General de la Isla, lo detienen y condenan a prisión en España, donde permanece hasta 1898.

 

En tanto, las fuerzas españolas sorprenden y capturan a la tropa de López Coloma.

 

En Jagüey Grande también ocurre un levantamiento significativo encabezado por el doctor Martín Marrero. El día 24, luego de recibir algunas armas en el paradero de Crimea, se reúnen 41 patriotas. En un lugar conocido como La Cieneguita, dentro de la propia finca, se alzan en armas alrededor de las 12 del día. Marrero distribuyó las diez tercerolas a los cuales unieron los fusiles de caza, machetes y caballos. Pasaron toda la noche esperando los refuerzos y orientaciones de los jefes del movimiento en la provincia.

 

El día 25 se trasladan hacia la finca La Yuca, en las cercanías donde estaban. Marrero, en la mañana del 26, orientó a cuatro hombres explorar en dirección a la finca San Joaquín. Para ese momento acampaban en el lugar conocido como Palmar Bonito. El jefe de los exploradores, Tomás Pereira, regresó e informó de la presencia de una compañía del regimiento María Cristina, un escuadrón de voluntarios y un grupo de la guerrilla de Prendes. Sumaban más de 300 hombres.

 

Martín Marrero le ordenó a Aurelio Rodríguez Rodríguez adelantarse y tirotear al enemigo. El resto de la tropa se atrincheró en la cerca de piedra de Palmar Bonito. El historiador Arnaldo Jiménez de la Cal, en su libro El primer año de la Guerra Necesaria, relata así el acontecimiento.

 

“Durante veinte minutos Rodríguez y sus hombres hostigaron al enemigo, pero este, a pesar de su superioridad numérica, no se lanzó al ataque. Al contrario, los comandantes Mijares, de la Guardia Civil, y Núñez, de Voluntarios, ordenaron la retirada tras resultar dos heridos y el caballo de Núnez muerto. Fue una victoria cubana, la primera en el occidente del país.” (Jiménez de la Cal, 2018:33)

 

Luego los patriotas, ante la falta de refuerzo, se internan en la Ciénaga. Nada pudieron hacer. Unos se acogieron al indulto como Martín Marrero y Clemente Gómez continuó peleando en Las Villas.

 

Otro hecho significativo relacionado con el reinicio de las luchas por la independencia en Matanzas se produjo el día 23 de febrero cuando asesinan al sastre habanero Antonio Curbelo quien se dirigía desde Jagüey para Aguada de Pasajeros con orientaciones del levantamiento en esa región. Voluntarios lo matan a machetazos, al descubrir que en la hebilla de su cinto tenía estampado el escudo de la República en Armas. Jiménez de la Cal sostiene en su libro que “puede ser considerado con justicia el primer caído en el occidente durante la guerra.” (Jiménez de la Cal, 2018:33)

 

En Cervantes, actual Perico, ocurrió otro alzamiento. Ciriaco Torres Rodríguez se levantó en las inmediaciones de Colón. Los españoles ubican a cuatro personas de color negro como protagonistas de la gesta, según refiere el periódico Aurora. Luego de varios días en la manigua, los patriotas se presentaron ante las autoridades.

 

Los matanceros respondieron a la orden de alzamiento y obligaron al gobierno español a decretar el estado de guerra en la provincia. El historiador Arnaldo Jiménez de la Cal al valorar la importancia de los diferentes alzamientos sostiene:

 

“Cada uno de los levantamientos matanceros tuvo su significación específica. El de Ibarra fue notorio por la participación de la primera figura política del occidente del país, Juan Gualberto Gómez. El de Jagüey Grande será el escenario del primer combate victorioso de los cubanos durante esta contienda en la zona occidental…” (Jiménez de la Cal, 2018:36)

 

Matanzas cumplió con Martí. La Orden de Alzamiento se hizo firme el 24 de febrero de 1895.  Con ello se gritó ¡Viva Cuba Libre! e iniciaron una nueva etapa en la lucha independentista de Cuba, continuidad de aquella gesta del 1868.

 

Bibliografía:

 

Jiménez de la Cal, Arnaldo (2018). El primer año de la Guerra Necesaria.  Ediciones Matanzas.

 

Colectivo de autores (2015). Síntesis histórica provincial Matanzas. Editora Historia. Instituto Historia de Cuba. La Habana.

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