Dentro de la confabulación mediática contra Cuba, que ponen en escena varias páginas y sitios web con plataformas financiadas en Miami, una estrategia ya manida, ha sido retomada para influir en los jóvenes y está relacionada con el pensamiento martiano.

Si el hecho de crear las mal llamadas Radio y TV Martí, en su momento, no cumplió con las expectativas de la derecha en el Sur de la Florida, ahora los esfuerzos se encaminan a manipular el legado antiimperialista de nuestro Héroe Nacional para convertirlo en un confeso admirador de los Estados Unidos. Para ello se construyen y circulan infinidad de mensajes en los que figuran frases, expresiones de José Martí en las que se “siente

obnubilado” por la sociedad estadounidense, su sistema de leyes, democracia y relaciones con los vecinos. Se utilizan pensamientos  y expresiones sacadas de contexto para conseguir viles propósitos. De acuerdo con el estudioso cubano Pedro Pablo Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Sociales, Martí nunca negó los valores del pueblo estadounidense y sus adelantos, y elaboró juicios críticos desde una posición activa que tuvo estrecha relación con el contexto económico, político y social circundante. La investigadora Carmen Suárez reconoce, que el Maestro no le regateó al pueblo y la cultura norteamericanos su valor , ni la miró como enemiga, pero su crónica, fue enormemente crítica y estuvo hecha para advertir sobre los riesgos imperiales de una potencia tan fuerte frente a repúblicas tan pobres. Martí vivió 15 años en los Estados Unidos y, sin dudas, fue quien más profundamente conoció aquella sociedad en tránsito hacia el nacimiento del imperialismo.  En La Opinión Nacional (Caracas, 18 de febrero de 1882) publicaría: “Los Estados Unidos que nacieron de padres que emigraron de su patria por exceso de amor a la libertad, y austeridad en la virtud, se inclinan a mancillar esa valiosa herencia, compeliendo a pueblos menores a que existan para el provecho y acomodamiento de la Unión Americana”. En “Correspondencia particular de El Partido Liberal” (México, noviembre de 1886) hace una descripción exacta de la sociedad estadounidense: “En verdad que en los Estados Unidos el afán exclusivo por la riqueza pervierte el carácter, hace a los hombres indiferentes a las cuestiones públicas en que no tienen interés marcado, y no les deja tiempo ni voluntad para cumplir con su parte de deber en la elaboración y gobierno del país, que abandonan a los que hacen oficio de la cosa pública, por ver en ella desocupación desahogada y lucrativa”. José Martí, excelso cronista y con aguda visión en todos los órdenes, escribiría en el periódico Patria, el 23 de marzo de 1894: “Es de supina ignorancia y de ligereza infantil y punible, hablar de los Estados Unidos y de las conquistas reales o aparentes de una comarca suya o grupo de ellas, como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas: semejantes Estados Unidos son una ilusión o una superchería”. Y si aún quedan dudas sobre la convicción martiana sobre la necesaria libertad y soberanía de Cuba sin mirar para el Norte como paradigma, basta leer en sus “Cuadernos de apuntes” (T 21, p 15): “Quiero que el pueblo de mi tierra no sea como éste, una masa ignorante y apasionada que va donde quieren llevarla, con ruidos que ella no entiende, los que tocan sobre sus pasiones como un pianista toca sobre el teclado”.