Los comentarios de los lectores del artículo anterior (¿El Discurso o el Recurso del Método?, publicado en esta misma trinchera el 6 de febrero), ratificaron mi criterio de que los temas de dirección interesan, y de que es necesario debatir sobre ellos.
Esa es la razón por la que me decidí a compartir las meditaciones que a lo largo de mi vida profesional hice, sobre aspectos concretos, y exponer las respuestas que encontré a las preguntas que me he hecho, sin ambiciones académicas, solo con el interés de debatir y contribuir a que lo hagamos mejor.
Intentaré seguir un hilo conductor lógico para dar continuidad a lo ya presentado, y hoy me pondré intenso y profundo:
“Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es hablarte
y escucharte….
….. y continúa el gran intelectual “nuestroamericano” confesando sus tácticas (procedimientos o métodos, acciones que se siguen para conseguir un fin determinado) que tienen como objetivo conquistar un amor, hasta que declara:
“mi estrategia es
en cambio
más profunda y más simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites”
No creo que sea posible ilustrar dos conceptos de una manera más bella, y a la vez más didáctica, que como lo hizo Benedetti. Un detalle queda explícito, varias tácticas y una estrategia (serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado).
Muchos de mi generación, me incluyo, nos inspiramos en estas tácticas, para lograr el objetivo estratégico de conquistar a la mujer soñada, pero ¿en la vida profesional y en la dirección no será importante dominar e implementar estos conceptos?
Este tema me gusta verlo en dos dimensiones:
- Según el nivel de la organización, local (táctico) o nacional (estratégico)
- En la planificación del trabajo de esa misma organización, una estrategia para lograr un objetivo, y varias tácticas bien meditadas para lograrlo.
Es decir, el hecho que usted se desempeñe en el nivel táctico, no lo exime de tener una planificación estratégica, que si está bien concebida, estará alineada con la estrategia del nivel superior de su organización.
En el “Arte de la Guerra”, el estratega militar chino Sun Tzu plantea: “La estrategia sin tácticas es la ruta más lenta hacia la victoria. Las tácticas sin estrategia son el ruido antes de la guerra”.
¿Qué podemos concluir de este pensamiento?, que antes de decidir cómo hacer las cosas (tácticas), y tomar acuerdos, hacer planes de medidas, cronogramas, etc., debemos hacer un “ALTO AL FUEGO”, y PENSAR, que cómo decía un amigo mío, a veces duele. Solo así es posible definir con claridad y precisión el objetivo a alcanzar (la imagen del futuro resultado, al decir de Carlos Marx), y qué hacer para lograrlo.
Aquí, PENSAR significa visualizar el proceso de implementación de las acciones tácticas, prever qué va a pasar en el nivel inferior cuando se vaya a implementar las acciones que decidimos “arriba”, porque toda acción implica una reacción. La acción es una variable bajo control, ¿y la reacción?, tenemos que preverla. Dicho en otros términos: hay que aterrizar la estrategia, modelar el escenario táctico, dudar de todo, no encapricharnos, oír opiniones, NO PRECIPITARNOS (esto puede ser un sacrilegio).
¿Usted no conoce ninguna estrategia, acompañada de medidas, que no ha dado el resultado esperado? Para evitarlo, además de lo expuesto, se requiere, entre otras cosas, de TIEMPO.
Como decía el gran Huckleberry Hound: “nos vemos en la próxima aventura”.