Hablar sobre Fidel en estos tiempos suele ser complicado, nada de lo que se pueda expresar estará a la altura de lo que merece. Fidel desafiaba aquello de que un hombre se mide de la cabeza al cielo.

Su predicción del destino y su capacidad visionaria lo convirtieron en un mortal del cual Frei Betto expresó “Fidel siempre fue un ídolo para mí… cuando triunfó la Revolución Cubana yo tenía 15 años, me encanté con todos los barbudos de la Sierra Maestra, seguí eso muy de cerca porque ya participaba en movimientos que tenían tendencia de izquierda y también tenía una visión antimperialista (…) Agradezco a Dios esta amistad”.

Mientras tanto Abel Prieto, Presidente de Casa de las Américas, subrayó la vigencia de Fidel en estos tiempos de pandemia y cómo la Isla ha podido enfrentarla gracias a la respuesta de sus científicos y de un sistema creado en esa de las tantas visiones que tuvo el Comandante.

Asimismo, refirió Miguel Barnet: “Fidel fue un genio político que pudo articular el pensamiento bolivariano y martiano con el pensamiento marxista; además de eso, todo lo que nosotros somos hoy, como pueblo culto, se lo debemos a él (…)”

“Somos el pueblo de Fidel, no hay dudas, por mucho que griten, conspiren y tramen desde la otra orilla, a la sombra por supuesto de nuestros enemigos seculares, Cuba jamás volverá ser colonia yanqui. Nadie podrá quebrar nuestra dignidad, nuestro patriotismo”, concluyó Silvio Rodríguez, el trovador más leal a sus tiempos.

“Este es el Fidel Castro que creo conocer: un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal”, fueron las palabras de Gabriel García Márquez, quien fue su amigo y puso la admiración por delante de la idolatría.

Lo más cerca que estuve de su barba fue a través de una pantalla, nuestros encuentros se redujeron a libros y exposiciones de imágenes, yo no tuve una foto con Fidel. Incluso después de haberlo visto pasar frente a mis ojos, en la caravana que conducía sus restos hasta el Cementerio Santa Ifigenia aquel noviembre hace cuatro años, puedo asegurar que Fidel no ha muerto.