Fue el domingo 22 de noviembre de 1959 cuando se realizó el primer trabajo voluntario en Cuba. Allí, en el Caney de las Mercedes, municipio Bartolomé Masó, más de dos mil participantes contribuyeron en la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos destinada a unos 20 mil niños de la Sierra Maestra.
Cuentan que no todos los trabajadores convocados pudieron abordar los 40 camiones enviados por «Piti» Fajardo a los puntos fijados para la partida en Manzanillo.
La histórica jornada productiva, extendida y defendida por el Che, impulsó la edificación de dicho complejo estudiantil donde es posible transitar por casi todas las enseñanzas e incluso vincularse a la vida laboral.
Muchos han sido los trabajos voluntarios convocados desde entonces en beneficio del pueblo e incontables sus resultados. En estos últimos meses la compleja situación epidemiológica no ha impedido que los trabajadores de diferentes sectores asuman esta iniciativa como una tarea de todos en el afán de ayudar al país en el enfrentamiento a la pandemia.
Desde la limpieza y embellecimiento de las áreas o centros laborales, hasta la participación en labores de trascendental interés para la economía, el trabajo voluntario se revitaliza y encuentra nuevos espacios a través de las intervenciones comunitarias, como la realizada en la circunscripción No. 40 del municipio Pedro Betancourt en días recientes.
Con la participación de los pobladores y los diferentes factores de la comunidad cada una de estas acciones ponen en alto el compromiso de los trabajadores y su conciencia colectiva.
Es así como cualquier día se torna en réplica y homenaje de aquel 22 de noviembre de 1959. Más allá de una fecha, basta un motivo que convoque y un ejército de hombres y mujeres dispuestos a apoyar.
(Fotos: Tomadas de Internet)