*Por Carlos Cruz. IPF.
Con el indetenible avance de las nuevas tecnologías, hemos perdido una buena parte de nuestra independencia personal, para vivir obsesionados con las pantallas de los móviles, lap top y PC.
Según cifras ofrecidas por diversos medios especializados, en un día podemos desbloquear más de 150 veces el celular, es decir una vez cada 6 minutos durante el tiempo en que estamos despiertos.En opinión del afamado profesor argentino Santiago Bilinkis, “esta dependencia, que roza lo enfermizo, no es por casualidad. La Universidad de Stanford está ubicada en el corazón de Silicon Valley (California, Estados Unidos), la sede de muchas compañías emergentes y globales de tecnología: Apple, Facebook y Google. Pero lo más llamativo es que en ese lugar tiene su sede el Laboratorio de Psicología Persuasiva, donde mentes brillantes, traídas de todo el mundo, realizan investigaciones sobre cómo usar las páginas web y las aplicaciones móviles para manipular lo que pensamos y lo que hacemos”.Los dispositivos digitales, enlazados con los servidores, contienen enormes volúmenes de nuestra información personal que son utilizados con fines distintos a nuestros intereses. En el trabajo persuasivo que realizan estas grandes compañías y que aprovechan las vulnerabilidades de la mente, tienen como base los estudios del comportamiento, la psicología, la sociología y la neurociencia.Logran violar nuestra intimidad para conocer gustos, preferencias, hábitos, conductas y hasta los temores. Desde que pichamos una página y solicitan nombre, correo y número de cel, para un acceso gratuito, ingresamos datos que luego serán segmentados y vendidos a empresas que buscarán atraer la atención sobre sus productos. Hoy los analistas pueden construir modelos capaces de predecir preferencias políticas,
orientación sexual, etc., todo a raíz de la información que los propios usuarios ofrecen en las redes sociales.Manipular lo que pensamos y hacemos es una premisa que ya cobra miles de millones de víctimas, porque la realidad demuestra que hay mayor preocupación por lo que sucede en la pantalla de los dispositivos, que
la realidad a nuestro alrededor, incluyendo a la familia.“Cada segundo que no estás conectado, hipnotizado, es tiempo que ellos no pueden vender lo que anuncian, por ello utilizan cualquier tipo de notificación para distraernos de lo que estamos haciendo, incluso cuando se utilizan otras plataformas”, señaló Bilinkis en una de sus conferencias.Incluso, Mark Zuckerberg, uno de los creadores y fundadores de Facebook, reconoció que al desarrollar esa red social “estaba explotando vulnerabilidades de nuestra mente para maximizar el efecto adictivo en las personas”. Es por ello que el flujo de contenidos es incalculable y está destinado a llenar cada instante en la vida de las personas. Pero lo más grave en este espejo distorsionado que impone lo que supuestamente conviene comprar, es que también nos venden ideología, porque detrás de toda empresa hay poderes económicos y políticos operando. Existe todo un andamiaje de dominación, montado alrededor de las denominadas plataformas democráticas en la comunicación, en las que la información circula libremente. Un discurso aparentemente ingenuo, pero muy bien encausado por los círculos de poder mundial.El mismo diseño y las normas que las rigen, muchas de ellas automatizadas, promueven determinados contenidos y otros son censurados, lo que demuestra los márgenes ideológicos que signan estas tecnologías.En Cuba enfrentamos hoy una avalancha de desinformación y tergiversaciones en las redes sociales, con plataformas financiadas en el Sur de la Florida, con el propósito de confundir y debilitar el respaldo de los cubanos al gobierno y por ende al sistema socialista.El escritor, Raúl Antonio Capote, explica que miles de cuentas falsas lanzan su mensaje al público de la Isla, influencers prefabricados realizan «análisis» de la «situación cubana», usando recursos bien estudiados, que buscan movilizar emocionalmente, mediante el humor, la indignación o la sorpresa a públicos previamente analizados.Es momento de dejar a un lado la ingenuidad o la complacencia y debemos aprovechar esas ventajas y opciones que nos ofrece la tecnología para enfrentar las acciones y contenidos que pretenden destruirnos. Convertirnos en activos internautas para defender nuestra integridad, decisión y soberanía es algo que la Patria necesita.