Cuba sabe de solidaridad
El espíritu humanista crece otra vez frente a la adversidad provocada por la pandemia en Matanzas, provincia que tiende sus puentes y demuestra que nunca estuvo ni estará sola
Por LISET GARCÍA
Matanzas en el alma, así escribe una estudiante universitaria matancera, quien es parte de los voluntarios que desde la Universidad de La Habana fueron a esa provincia a ofrecer su corazón, sabiendo que no todo está perdido.
En las once letras de la palabra solidaridad, vistas con un prisma hecho en Cuba, no caben el material sanitario, de aseo, los alimentos y, mucho menos, la voluntad del personal médico y de quienes se han dispuesto a ayudar a ese territorio, el más asolado por la pandemia desde inicios de julio.
Pareciera que los puentes de la ciudad abierta al mar y los demás territorios de la provincia, que le han visto la cara fea al virus y tiene estremecidos a sus pobladores, están abiertos allí para recibir lo que muchos han decidido compartir con sus compatriotas. Y no solo de Cuba, sino desde diversas regiones del mundo.
Cada gesto de generosidad, por simple que pudiera parecer, llega como una caricia en medio del temor al contagio con una más agresiva cepa de coronavirus, del dolor por las muertes que ya ha provocado y de las complejidades añadidas por la violenta arremetida contra Cuba desde Estados Unidos por quienes destilan odio, piden arreciar el bloqueo económico y una mal llamada intervención injustificable de acuerdo con el derecho internacional.
Todo por Matanzas
Entonces se aprecia que la heroicidad está de guardia. La describe en una suerte de diario que publica en su muro de Facebook, la estudiante Daniela Cabrera Monzón, quien comparte tareas allí con su condiscípulo, Víctor G. Oliva, y otros.
Su narración de las vivencias en la zona roja del hospital de campaña de la universidad matancera permite conocer que no es de juego su decisión: “Limpiar siete cuartos metida en una escafandra –y debajo dos mudas de ropa, dos nasobucos, una careta y un par de botas–, en pleno verano cubano, debe ser considerado deporte extremo”. Pero pese al agotamiento, su voluntariado como el de muchos otros que cuentan ya de su tercera temporada sorteando el peligro en zona roja, tampoco está en juego.
Impresionó el gesto solidario de unos 300 choferes privados, que de manera voluntaria y asumiendo gastos, apoyaron en la intervención sanitaria en los municipios de Matanzas, Colón y Cárdenas. En esta localidad, la más afectada por la pandemia, era visible una larga fila de “almendrones” muy bien cuidados, convertidos en ambulancias.
“Nadie que se precie de humano puede quedar indiferente ante el esfuerzo por salvar vidas que se hace aquí. Por eso muchos como yo decidimos ofrecer lo que tenemos, nuestros carros”, afirmó Robnay González Izquierdo, trabajador por cuenta propia, conmovido como los demás ante el difícil panorama.
Diversos artistas cubanos, entre ellos los del grupo Buena Fe, el pintor Kcho, Eduardo Sosa, Gabriel Dávalos…, con el apoyo del Fondo de Bienes Culturales y la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), recorrieron la capital del país tras la convocatoria a recoger y llevar a Matanzas lo que llamaron “nuestro pequeñito aporte”.
Valiosa fue la entrega de alimentos, material escolar y artículos de canastilla realizada por el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) y el Centro Martin Luther King, para los centros de aislamiento del territorio, además de su tributo a la campaña de vacunación con la donación de jeringuillas. El CIC también donó insulina enviada por los pacientes que integran el grupo Endúlzame la vida de La Habana, al Centro de Atención al diabético en Matanzas.
El Gobierno de la capital cubana habilitó un almacén para recibir lo que cada ciudadano quiso aportar. La Universidad de La Habana hizo un llamado a estudiantes y profesores a sumarse a la contribución, gesto que siguieron varias instituciones y empresas. La Unión de Periodistas de Cuba también convocó al gremio a hacer patente su solidaridad en tiempos difíciles.
Alejados de la comodidad de su hogar, del abrazo de la familia, varios médicos que recién habían regresado de misiones en el exterior como parte del contingente Henry Reeve, viajaron a Matanzas para seguir la batalla contra la pandemia. Renunciaron a sus vacaciones, pero no a sumarse a quienes allí salvan vidas.
Uno de ellos es el doctor Carlos Ricardo Pérez Díaz, quien apenas pudo disfrutar del descanso tras su regreso de Panamá. El especialista de Primer Grado en Medicina Interna, quien se hizo familiar por su misión como jefe de la brigada sanitaria en la región italiana de Lombardía, siente que cumple una vez más con su deber, como lo hizo también en Chile o en África, y no se sorprende de cuánta solidaridad despierta y convoca Matanzas.
En franca demostración del apoyo de un país que ha ganado prestigio internacional precisamente por su estatura humana, a la provincia han llegado en cajas insumos médicos, múltiples útiles necesarios, aportes que bien reverencian el personal sanitario y la población. Y también el amor, la solidaridad y el corazón de muchos, que ya se ganó un lugar en la historia de esa localidad.
El amor, la solidaridad y el corazón también llegaron en cajas hasta varios hospitales de la provincia.
Al llamado de la Unión de Periodistas de Cuba, nuestro gremio también se sumó con donaciones. (Foto: YASSET LLERENA).