Soy una fanática de las aplicaciones digitales. Todo lo que me facilite la vida y ahorre tiempo en trámites, colas y demás entuertos burocráticos para mí, es bienvenido. Con solo unos clics en la pantalla del móvil, muchas de esas trabas se diluyen en pocos minutos.
Por supuesto, no dejo de reconocer que algunas de esas alternativas digitales que iniciaron con buen pie como Tickets, que simplifica las colas y los trámites, o Viajando para la compra de pasajes online, en ocasiones se convierten en verdaderos quebraderos de cabeza, tanto para los más entendidos en la materia como para los menos duchos.
Que son perfectibles, puedo entenderlo. Sin embargo, mi preocupación y lo que en realidad motiva este comentario es que, si bien muchos servicios se han desplazado, para bien de la mayoría, al entorno digital, aún queda una buena parte de la población, entre ella los adultos mayores, a los cuales les resulta difícil migrar y encontrarse a la par con la evolución de estas tecnologías.