Hay vibraciones que vienen de adentro. No sabemos bien de dónde: del subconsciente, del alma. Solo conocemos que están ahí y que de alguna manera debemos sacárnosla de adentro. Entonces, para que no se queden ahí dando vueltas entre la psiquis y el verso, empleamos las artes. El último y gran pecado es el silencio.
No importa si las encrucijadas te hayan conducido por otras vías u otras vidas y elegiste el escalpelo y el estetoscopio o construir puentes o echar chismes, que dicen que es a lo que se dedican los periodistas, y no dedicarte en sí a las artes, sin embargo no puedes quedarte callado.