Regresa El Patico Feo, aplaudida puesta en escena de Teatro de Las Estaciones, todos los fines de semana del mes de enero en la Sala Pepe Camejo de la ciudad de Matanzas.

Este poema dramático, escrito por Norge Espinosa Mendosa y con música de la maestra Elvira Santiago, logra dar una vuelta de tuerca al sentido original del cuento de Hans Cristian Andersen.

Tal como lo explica su director, Rubén Darío Salazar Taquechel, se trata de un patico “diferente”.

“Aunque resulta muy linda la metáfora de que primero luce muy feo y luego se convierte en un cisne, nosotros creemos que uno muere tal como nace y lo que debe cambiar es el interior, ser mejor persona, crecer mentalmente, pero lo físico permanece”.

Justamente los anhelos del protagonista, desde que rompe el cascarón de su huevo arcoíris, se centran en encontrar un sitio de aceptación y amor en el mundo, un discurso muy a tono con las narrativas de la diversidad.

Así transcurren las estaciones: verano (Leinys Cabrera), otoño (Ivan García), Invierno (Arlettis González Cazorla), hasta que la primavera (Yadiel Durán) lo acoge en su manto multicolor.

Esta obra resume, quizás como pocas, los presupuestos que conforman las estética de Las Estaciones: una puesta en que dramaturgia, música y coreografía poseen el mismo nivel de importancia; la belleza del empaque visual con el sello indiscutible de Zenén Calero Medina y la certeza de que no existen temas tabú para la infancia.

El Patico Feo se estrenó en 2006, en el cumpleaños del célebre danés, autor de La Sirenita y El soldadito de plomo y mereció el Premio Villanueva de la Crítica al mejor espectáculo para niños.

Reencontrarse con él, tras 17 años, no solo representa la oportunidad de disfrutar de lo mejor del teatro de títeres cubano sino la ocasión para constatar que el repertorio de un grupo no envejece mientras sus obras mantienen un diálogo eficaz con la realidad.