El Cine Teatro Cárdenas, inaugurado el 23 de diciembre de 1948, forma parte de las instituciones más significativas de la ciudad de las bicicletas, los coches, los cangrejos y la bandera.
Varios son los acontecimientos e instituciones que dignifican la ciudad dentro de la historia nacional, incluido, entre otros, el magnífico Museo Oscar María de Rojas, joya cultural de todos los tiempos, y que constituye un placer visitar, para encontrar cómo el tiempo es luz de la sabiduría.
El cardenense auténtico es también un ciudadano con un potente sentido de identidad por su historia, tradiciones y costumbres, y cuando es semilla y cosecha de la urbe, y no un invento transgénico, es transparente, directo, nada hipócrita y culto.
El Cine Teatro Cárdenas tiene una trayectoria intensa y diversa, marcada por acontecimientos históricos y políticos, por las aperturas y también los instantes, algunos bastante largos de sus pausas, pero en los que evoluciona culturalmente con reinauguraciones en 2005 y 2019.
Hay una larga lista de sucesos en los últimos cinco años, que por su valor cultural merecen enumerarse y que se relacionan, de alguna manera, con las relevantes figuras que pasaron por sus escenarios, como Celia Cruz, Enrique Arredondo, Rita Montaner, Alicia Alonso… He sido testigo, partícipe estético, de algunos en las últimas actividades efectuadas, antes del largo impasse del 2023.
Nadie imagina lo que es Teatro Cárdenas, hasta que lo visita. Nadie imagina quién es Darián Pérez Castillo, el irreverente, el que tiene claro qué es cultura, programación, ética y dignidad, y su equipo de profesionales, hasta que se sumerge en el lugar.
Quisiera escribir sobre cómo dos figuras del teatro cubano, nacidas en Cárdenas, han tenido un homenaje vivo, especialmente en los últimos 10 años con el bautizo de espacios caracterizados dentro del teatro, y también una relación con su obra, como es el caso de Virgilio Piñera Yera y José Ramón Brene, ambos dramaturgos imprescindibles, y en el caso del primero, una de las figuras esenciales de la literatura cubana como poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y traductor.
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Virgilio, el profeta irreverente de la nación cubana. Aunque no amó suficientemente a su ciudad natal, aún sigue con sus coterráneos, esos «Arturos» eternos, que deambulan entre el pasado y presente.
Aunque Piñera solo vivió 10 años en su terruño natal, sus restos descansan en el cementerio local, y de alguna manera el Cine Teatro Cárdenas ha tenido el rol de cuidar su tumba, y también ha creado espacios que lo recuerdan, como la Biblioteca Archivo, que lleva su nombre, activa y puesta a disposición de los usuarios, con su bibliografía y documentos de la escena.
El monumental poema de Piñera La isla en peso, sirve de homenaje al mezzanine del café cantante de la institución; mientras, el patio ha sido bautizado con el nombre de Aire frío, esa pieza clave de la dramaturgia cubana, y donde el primer viernes de cada mes el grupo Mestizaje dignifica el jazz, en una ciudad abierta a la creación y cuna de importantes artistas y escritores.
Por otra parte, José Ramón Brene, el autor de Santa Camila de La Habana Vieja o Fray Sabino, también nacido en Cárdenas, se recuerda desde la conservación y difusión de su obra dramática, como vía de acceso a su conocimiento por jóvenes lectores, que tienen una intensa relación con la institución, algo que he podido apreciar en las jornadas dedicadas a Virgilio, cerca de su nacimiento el 4 de agosto de 1912.
Con capacidad para 1276 personas, un escenario de 24,5 metros de largo y más de 14 de ancho, el Teatro Cárdenas prepara su 2024 con una intensa y diversa programación, para seguir siendo el espacio cultural que merece la Ciudad de las Primicias.
