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La vida, como un dibujo

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«Pidiera a la gente que llegue con una mirada muy desprejuiciada y sosegada, que dialogue en paz, por más que las piezas le parezcan perturbadoras. En esta exposición saco los demonios que cada uno tiene dentro y los pongo afuera; también las fantasías, que no tengo pena de mostrar, y que todos compartimos como seres humanos con un mundo interior. Ojalá la muestra sirva para reírnos un poco de eso y aceptarnos».

Así habla Adrián Socorro (Matanzas, 1979) sobre la relación deseada entre el público y su muestra personal La delgada línea negra, inaugurada recientemente en la galería Collage Habana –espacio sito en el habanero bulevar de San Rafael–, y donde permanecerá hasta finales de abril.

Sobre la propuesta, su curadora, Meira Marrero Díaz, ha escrito que «funge como un suculento menú, en el que el dibujo al carboncillo y sanguina, con el uso limitado del color, actúan como los verdaderos protagonistas. Sus escenas seriales exploran la naturaleza humana, la fragilidad de imágenes y personajes, desde una representación universal».

En el diálogo, Socorro se define como un pintor a quien le encantan la pintura, el color y el pigmento. «Esta exposición es un aparte en mi obra. Sucede que mantengo una disciplina de trabajo casi budista: llego a mi estudio a las ocho menos cuarto de la mañana y me voy a las siete de la noche. Eso me hace producir mucho, pero me aburro, y por eso cambio de temática, de técnica y de estilo.

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«Por tanto, tengo una relación a la par con el dibujo; lo tomaba como terapia, hasta que sentí que era el momento de mostrarlo, y creo que eso habla de madurez como persona: he llegado al punto de que lo que me interesa es que sea una buena obra».

Sobre los presupuestos estéticos y conceptuales de La delgada… afirma que radican precisamente en la ausencia de ellos: «No siento la necesidad de atarme. Mi concepto es la libertad, pintar lo que quiera y cuando quiera, y ya eso presupone un punto de partida. Soy un artista desprejuiciado que trabaja, desde la libertad, temáticas que me interesan.

«El ser humano está viviendo a prisa»; en un mundo apurado, lleno de líneas.Socorro cree que «la vida es un dibujo, y nada más parecido a esta exposición, con líneas sencillas, pero exactas».

Muy activo en las redes sociales, explica su inserción en ellas con vehemencia: «Son una herramienta, un material más como el lienzo y el óleo, y hay que saber usarlas. Para mí han significado una apertura tremenda, una manera dinámica de llegar a coleccionistas, galerías y proyectos. El arte está sujeto a la velocidad con que va la vida, y las redes son la plataforma ideal para que eso suceda».

Precisado a mencionar lo que le inquieta, alude al arte como moda, porque –considera– el arte marca la diferencia, es historia y un sentido de la vida, «y en la actualidad se asume con una ligereza tremenda. Por eso, cuando voy al lienzo me motiva el deseo de hacerlo bien. Debo mucho de mi creación a la constancia». (Por: Yeilén Delgado Calvo)

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