Al músico matancero Rubén Gómez Pírez rendimos homenaje en ocasión del aniversario 70 de la fundación de la Orquesta de Cámara de Matanzas. Y es que el maestro concertista fue el primer pianista de la prestigiosa agrupación surgida el 26 de noviembre de 1950, precursora de la Orquesta Sinfónica que engalana desde hace casi seis décadas a la Atenas de Cuba.
Nació en 1918 y desde pequeño se interesó por la música. Su primera profesora fue Esther del Castillo y culminó sus estudios con el prestigioso Justo Ojanguren. Formó parte de varias agrupaciones, entre las cuales destaca la orquesta de jazz-band Hermanos Beatos. Fundó y dirigió el quinteto Rocío y se unió a las orquestas Tucumán y Río La Plata. En la década del 40 decide actuar en La Habana y trabajó como pianista acompañante de variados géneros y en la emisora CMQ Radio.
Añorando su tierra natal, regresa en 1946 y se incorpora como profesor en la Academia Ojanguren. Ya en 1950 es llamado para integrar la Orquesta de Cámara de Matanzas como pianista principal. Su maestría se extendió hacia otras orquestas y viajó por Brasil y Estados Unidos, reseñan las investigaciones de la musicóloga Iraida Trujillo.
Al triunfo de la Revolución, el arte de Gómez Pírez alcanza notable influencia, al ser designado director, subdirector y pianista de la Sinfónica de Matanzas, fundada desde 1962.
Relevante resultó su presencia en la creación y auge del grupo Lírico de Matanzas. Tanto los tablados de Sauto y otros del país, como las salas del museo Palacio de Junco fueron escenarios de sus más estelares conciertos y resultó constantemente elogiado por su virtuosa habilidad para acompañar a cantantes de todos los géneros.
Entre sus composiciones sobresalen Seis danzas, para piano; Tríptico, para oboe y piano; Canción sin palabras, para piano y flauta; y las melodías Linda guajira del Yumurí y Ciclo de canciones, con textos de Carilda Oliver Labra y Nicolás Guillén, respectivamente.
Todavía, años después de su fallecimiento, ocurrido en 1996, se escucha por la ciudad el sonido armonioso de su música, y aquella presentación que lo resaltaba: “Al piano: Rubén Gomez Pírez”, como arte indisoluble del patrimonio matancero.
(Fuentes de referencia: Radamés Giro. Premio Nacional de Edición 1999. Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Premio Anual de Investigación 2002 y de la Crítica del Instituto Cubano del Libro)
