Elián Leyva de Cuba, durante el juego contra la selección de Taipéi de China, en el Quinto Clásico Mundial de Béisbol, realizado en el Estadio Intercontinental de la ciudad de Taichung, en Taipéi de China, el 12 de marzo de 2023. Foto Roberto Morejón Rodríguez (Periódico Jit Inder)
Cuando pasen muchos años el 12 de marzo del 2023 se recordará como el día de la resurrección de un equipo Cuba, y quizás del béisbol nacional, tras una victoria sobre Taipéi de China (7-1), que hizo amanecer a muchos felices no solo por el pase a la siguiente fase, sino también porque, como pocas veces sucede, un elenco pasa de terapia intensiva a felicidad.
Después de las dos derrotas iniciales con Países Bajos (2-4) e Italia (3-6) las probabilidades de clasificar y terminar primeros del Grupo A se anotaban en reversa e incluso no dependían únicamente de la tropa de Armando Jonhson, sino de una serie de variables que implicaban derrotas de quienes ya nos habían vencido y luego fórmulas matemáticas que apenas le dejaban una opción entre 100 a nuestro favor.
Pero ya lo repetían siempre los más veteranos en refranes populares: “la pelota es redonda y viene en caja cuadrada”; o “hasta el out 27 no hay nada decidido”. Y así sucedió. Cuba mejoró su juego en todos los órdenes y cumplió lo primero: ganó frente a Panamá 13-4 y despachó luego a Taipéi. Al mismo tiempo sucedieron reveses y pizarras que ahogaban los pronósticos basados en estadísticas, historia y desempeño en la lid.
Fue entonces que la ilusión volvió a apoderarse de todos y con más de una vela prendida en altares de Cuba y hasta en tierra asiática, no solo nuestra escuadra se incluyó en la siguiente fase, sino que concluyó primera, para evitar en el cruce de muerte súbita a Japón, puntero de llave B.
Algunos fanáticos increpan todavía al periodista por adelantar una salida tempranera del torneo tras el revés contra Italia. Sin embargo, cien veces más ocurre una situación como la vivida por nuestra selección y en 99 ocasiones de terapia pasamos al adiós, no a la felicidad como ahora. Si quieren que sea más honesto, ha sido la equivocación más feliz en cuanto a pronóstico deportivo se trata en más de 20 años de experiencia profesional.
Ahora se retoma el camino señalado en esta misma página antes del primer envío en Taichung. Cuba debe enfrentar presumiblemente a Australia el miércoles 15 a las seis de la mañana en el Tokio Dome, de la capital japonesa y aunque nadie es un manjar en esta fiesta, tendremos credenciales para incluirnos por segunda vez en semifinales si se mantiene la excelencia del pitcheo y la ofensiva produce carreras con los bateadores más ajustados, incluido subir a Yadir Drake al sexto turno en la alineación.
Estar entre los ocho mejores del Clásico es merecedor y deseado por todos, por quienes además abogamos no dividir más (como intentan algunos en los extremos ideológicos) a los jugadores de Grandes Ligas con los de las Series Nacionales en esa nómina. Todos son cubanos, salieron de aquí, de nuestros entrenadores y de esos equipos que juegan con sol en nuestros estadios.
Despaigne, Moncada, Yariel, Arruebaruena, Roennis, Drake, Mujica, Luis Robert, Roel, Moinelo, Raidel, Romero, Elián, Guibert, Onelkis, Ariel y Quintana, por solo mencionar los más destacados hasta ahora, saben que este domingo nos ilusionaron y devolvieron la respiración a un país que necesita también del béisbol para vivir.
