Sí, los Cocodrilos aseguraron, por oncena vez, su presencia en la semifinal de la Serie Nacional de Beisbol, y finalmente ocuparon el cuarto lugar, un resultado para nada desafortunado, que los sitúa entre las novenas más estables de los últimos años. 

Eso está bien, pero no es lo que esperaban los partidarios de los Rojos. Es un desempeño que en el fondo deja cierto malestar, pues, en opinión generalizada, el plantel estaba tan equipado, que discutir el cetro parecía cuestión de tiempo.   

Sin poner en duda la actuación de los muchachos, otra vez en el pelotón de vanguardia, el timonel Armando Ferrer se queda un poco sin saber qué decir, como el que admite de mala gana, y exclama: «Lo que pasa es que teníamos para más».

Comentó que Matanzas era el mejor elenco en el papel, con varios atletas que integraron el team Cuba al último Clásico Mundial y, «por lógica, los aficionados esperaban más de nosotros».

A la pobre ofensiva en general, particularmente la de hombres como Yadil Mujica, Erisbel Arruebarruena e inclusive Yurisbel Gracial, atribuye el Director la derrota ante el equipo de Las Tunas, a la postre campeón de la justa. Tampoco se ligó a la hora buena, por lo cual quedaron muchos corredores en posición anotadora.

«Sin batear no se puede ganar», subrayó enfático, tras admitir que, ante una pelota muy poco viva, los bateadores no pudieron hacer los ajustes necesarios.

Consideró un tropiezo el hecho de que Naykel Cruz y Renner Rivero, los dos principales lanzadores, no hicieran su mejor trabajo, lo cual influyó, dice, hasta para la clasificación a la otra fase. En cambio, alabó los progresos del zurdo Denis Quesada. 

Sin dejar de reconocer las decisiones erróneas atribuibles al equipo de dirección, explicó que trataron de hacer lo que demandaba el momento. Aclaró que los toques de bola de sacrificio, para avanzar al corredor, recayeron mayormente en el octavo y noveno bateador, siempre cuando era evidente la sequía ofensiva.

Entiende la inquietud y las críticas de los aficionados cuando las cosas no salen bien. Así es la pelota, se defendió.

Ferrer celebró el juego colectivo y la garra mostrada por los Leñadores, elenco que, además del título del Campeonato, mereció las simpatías de toda Cuba. «Nos queda el consuelo de haberlos enfrentado en una final adelantada». 

Más allá de las insatisfacciones por no conseguir el cetro ni estar en el podio, a los matanceros los debe animar el mérito de la estabilidad, algo tan esquivo en el deporte.

(Por: Ventura de Jesús)