Con apenas 27 años a Luis le diagnosticaron una diabetes. El excesivo cansancio, el sueño a todas horas y en cualquier lugar, la descompensación en su peso corporal y las sudoraciones frecuentes le indicaban que algo no andaba bien con su organismo. 

Lo que al principio pensó era un padecimiento leve se fue agudizando, hasta que no le quedó otro remedio que acudir al médico. Unos exámenes de rutina confirmaron que convivía con la enfermedad. Luego vinieron las consultas, las rigurosas y costosas dietas y, por supuesto, un cambio en su estilo de vida para mejorar los síntomas.