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El profesor Rodrigo Álvarez Cambras: Un permanente innovador de la ortopedia

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Foto: Trabajadores / Archivo

A dos escasos meses de cumplir 80 años, el eminente y activo médico Rodrigo Álvarez Cambras aseguró que la ortopedia cubana se mantiene en punta en el mundo. El móvil de la conversación buscó conocer el criterio suyo, de saber si se considera un innovador de la especialidad, a las puertas de celebrarse en La Habana, el 7 y 8 de octubre, la Primera Conferencia Nacional de la ANIR.

“En la especialidad he innovado bastante, de cierta forma inventor. Hay trabajos que no son innovaciones, sino invenciones”.

El afán y la obsesión de ver qué nuevo adelanto podía lograrse en las ciencias médicas y la posible contribución suya fue mostrado por él desde el ingreso a la carrera de medicina en la sala Gálvez del hospital Calixto García hace más de medio siglo. Aun persiste en su ser interno ese interés.

“Una de las primeras innovaciones o invención que hice fueron los fijadores externos, famosos, conocidos por RALCA, que responden a mi nombre y apellidos. Lo logré al regreso de Francia, donde me pasé unos años trabajando y vi unos fijadores europeos, pero que no tenían una utilidad general en la especialidad, aunque me gustaba la idea, no me satisfacía.

“Vine con el proyecto de hacer un fijador universal que sirviera a todas las patologías en ortopedia. Me propuse un objetivo: que fuera reductor de fractura, estabilizador, también compresor… Y sobre ese objetivo empecé a trabajar con un amigo, que era tornero, a quien le motivó la idea y empezamos a trabajar.
“Por las noches trabajábamos en Ciudad Libertad. Nos prestaban los talleres por las noches, o en la Tropical y por último también en Antillana de Acero. Ya después hicimos un taller en el Frank País que se convirtió en una fábrica y surgen así los fijadores externos RALCA que tienen una aplicación en 54 países.
“En Cuba, en nuestro hospital se han hecho más de 250 000 operaciones  con fijadores externos, desde los años 70, 71 para acá, y otras 200 000 en diferentes hospitales del país.

“De otra parte, hemos tenido la posibilidad de utilizarlos en las guerras, desgraciadamente en las guerras entre Irán-Irak, en Afganistán en pacientes soviéticos. Rusia me condecoró. Salvamos muchas piernas de amputaciones. Ese fue un primer gran aporte que tuvimos”.

De aquella época, en que se obtuvo el modelo cero, experimentado en animales, hasta ahora van por el 1 000, 2 000, 3 000, 4 000, considerado por Álvarez Cambras como el aporte inicial de su vida, lo que no impidió trabajar para diseñar y lograr propósitos más complejos en el tratamiento de pie varo equino en niños, fabricándose un fijador externo apropiado para ese trastorno, sumándose luego otros para alargar miembros, corregir deformidades, el minifijador, más bien para infantes o afecciones en los dedos de las manos, los pies o en los brazos. Tenía la misma utilización para huesos, pero más pequeños.

La entrevista se extendió por casi media hora. Señaló que los fijadores externos son un símbolo de la especialidad, incluso, el escudo de la Sociedad Cubana de Ortopedia está presidida por una réplica de ese equipo.

No dejan de estar representados en los congresos de la especialidad que celebran anualmente, como mismo sucedió en el reciente, efectuado en Trinidad, provincia de Sancti Spíritus “donde los innovadores hicieron cosas formidables, se le ocurrió construir un fijador en el mar como a cien metros de la costa sobre los palos de un antiguo puente”.

Volvió a mencionar que los fijadores se han utilizado mucho. Ejemplo en la guerra de Yemen, también en los terremotos, en  desastres naturales, mientras uno de los grandes éxitos de los equipos fue  en Pakistán.

“Los médicos y las enfermeras se llevaron casi todos los fijadores. Dejé el hospital sin fijadores. Fidel me dijo hay que mandarlos para allá. Me recuerdo que pensé: el hospital sin fijadores, que se construían en nuestra fábrica y en una industria que estaba cerca del hospital Frank País, la que pertenece a la industria sideromecánica, elaborados por el modelo nuestro, pero seguimos”.

El Profesor Álvarez Cambras abrió nuevos horizontes en la traumatología del deporte. Muchos de los atletas que se lesionaban se veían imposibilitados de seguir en competencia, asunto del que se preocupó Fidel.

“Un día me mandó a buscar con García Bango, antiguo directivo del INDER porque había deportistas que se operaron en distintos hospitales del país con buenos cirujanos, sin embargo se apartaban de las competencias.  Sugirió establecer una técnica para cada deporte. Quintana que era arquitecto y González Guerra, vicepresidente del INDER y del Comité Olímpico Cubano, le dimos la vuelta al mundo en 45 días. Salimos por México, regresamos por Madrid, estuvimos en Japón, en la antigua Unión Soviética, Alemania, Italia, España, Francia…En realidad en lo que se estaba haciendo había poco desarrollo.

“Escogimos algunas ideas y al regresar seleccionamos a cinco compañeros, valiosos compañeros y creamos el grupo de trabajo en traumatología del deporte”.

¿Se puede decir que ello revolucionó también la atención a los atletas?

“Sí, los atletas se lesionaban y la mayoría se retiraban después. No había forma de tratarlos. Nosotros desarrollamos las ideas fundamentales aparte de las técnicas, las que después prendieron en el mundo: al atleta lesionado no hay porque tenerlo acostado cuatro o seis meses en una cama.

“Los atletas tienen potencialidades remanentes; si tiene fractura en una pierna, no es en el resto del cuerpo. La idea nuestra fue crear un centro que le pusimos ortofuerza para la recuperación de atletas ingresados, operados, donde reciben rehabilitación en los brazos, la espalda..la idea es que cuando un atleta salga del hospital esté listo para una competencia”.

Citó como ejemplos a Alberto Juantorena, que después de operados de los dos pies ganó medalla de oro; Javier Sotomayor, Mirella Luis y Teófilo Stevenson que  al mes y medio o dos meses de salir del hospital triunfó en Moscú. Remarcó que ese fue –sigue siéndolo- un principio fundamental “que introdujimos en el deporte y hoy día se sigue en el mundo entero”.

Álvarez Cambras se ha distinguido en su vida, además, de las ciencias por su entrega a la lucha de otros pueblos, con varias misiones, una de ellas al Congo, hacia donde partió el 6 de agosto de 1965.

¿Hubo un momento en que el compañero Fidel fue a despedirlo?

“Sí, cuando íbamos para el Congo, cuando el Che salía con la columna 1 y yo integrando  la Columa Dos, al mando del Comandante Kindelán y del capitán Jorge Risquet Valdés. Ambas columnas se unirían en África.

El Comandante nos despidió. Todos íbamos voluntarios, nadie nos obligó, cada cual iba por convicción y por la necesidad de liberar a otros países. Íbamos a subir en el barco y me cogió por el brazo y dijo  ¿no llevas reloj?, El Comandante anteriormente se había reunido con nosotros. “El médico tiene que ir a la guerra con reloj, sostuvo. Le expliqué que a todos nos habían dado un Poljot y lo dejo porque si se rompe ¿quién me lo puede arreglar? Entonces me dio un reloj que tenía, el cual todavía funciona y conservo con mucho cariño”.

La entrevista, realizada telefónicamente,  transcurrió en un ambiente cordial y con la sencillez a la que nos tiene acostumbrado. Comenté: Profesor en la calle las personas refieren el alcance universal de su trabajo y que son varias los presidentes que usted ha operado con su equipo en otros países. Háblenos sobre este particular.

“Hemos tratado  tres o cuatro presidentes. En general no me gusta hablar de los que están vivos, quizás de algunos que desgraciadamente fallecieron; uno de ellos Velazco Alvarado, presidente de Perú que me otorgó la orden nacional del Sol de Oro de Perú. Con el hice una amistad extraordinaria. El otro fue Sadam Hussein que lo tratamos en Bagdad. También me dio la orden nacional Amihaid? Desgraciadamente vemos como terminó; ni tenía bombas atómica ni gases químicos ni era amigo de Bin Laden. Lo liquidaron y aunque cometió algunos errores, era  amigo extraordinario de su pueblo”.

Álvarez Cambras tiene muchas razones para sentirse atraído por Camagüey. Dos hijos de esta provincia fueron condiscípulos suyos en la carrera de medicina en La Habana: Ezequiel Bueno Barreras y Ulises Sosa Salinas.

“Ambos fueron compañeros de curso. Empezamos a estudiar  juntos, hicimos una gran amistad desde principio, más con Bueno porque Ezequiel empezó la residencia en ortopedia junto conmigo, mientras Ulises, a quien quiero muchísimo, realizó la especialidad en Camagüey.

“Ezequiel para mi era un hermano, más que un hermano, estábamos en la misma habitación en el hospital, yo lo embullé a hacerse ortopédico (siempre lo reconoció) y después salió a misiones para la cual yo lo mandé a buscar como en el Congo y en Vietnam. Era una gente extraordinaria. Uno de los compañeros que más yo he querido y que recuerdo con un cariño extraordinario, a él y a toda su familia, a Teresita, a sus hijos.

“Me uní mucho a Camagüey cuando  él estaba al frente de la especialidad de ortopedia, viajaba muchísimo allá a ayudar. Allí me dieron el Escudo de la provincia, la llave de la ciudad, gestos que conservo con mucho cariño. Espero ir a Camagüey ahora por el 501 aniversario de la ciudad, además en el 2015 estaré allí el Congreso de Ortopedia.

“En Trinidad se discutió dónde iba a ser el próximo congreso. Llevé la proposición y todo el mundo me siguió. Será del 26 al 29 de septiembre”. ¿Qué espera del Congreso?

“Vamos a llevar lo último. Hemos tenido muchas dificultades financieras y por el bloqueo de Estados Unidos. No obstante hemos avanzado, tanto que la ortopedia está en punta en el mundo entero, no por mi, sino por los ortopédicos cubanos, a lo largo de todo el país, por las perspectivas de desarrollo, las innovaciones, de sustituir una pieza por otra, un aparato por otro, una operación por otra. !Hemos hecho maravillas!”.

En otro momento abordó la formación de médicos, de cómo se materializa lo dicho por Fidel, de que Cuba sería un país de hombres de ciencia y que los médicos eran siempre importantes.

“Una vez, en una reunión del Comité Central le pregunté a Fidel: ¿Por qué tantos médicos? Me dijo: porque hacen falta en el mundo entero y efectivamente: 88 000 médicos y tenemos cerca de 30 000 fuera de aquí y en todos lados.

“La economía cubana va a responder a la exportación de servicios de salud pública en el desarrollo de todas sus especialidades. Ahora mismo los médicos hemos tenido el incentivo, y los trabajadores de la salud en general, el estímulo extraordinario que a partir del propio esfuerzo de los médicos y de los propios trabajadores de la salud aumentaron los salarios y nos estimula a seguir trabajando y luchando.

“Yo creo que ese hecho de mejorar en los próximos años y de los nuevos accesos a mercados favorecerá el desarrollo tecnológico, junto con la inventiva de los cubanos”.

(Tomado de Inno Cuba)

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