EL 22 de agosto de 1993 hizo en la ciudad alemana de Stuttgart una tarde espectacular. Se vivía la jornada final del IV Campeonato Mundial de Atletismo y en un momento el silencio se apoderó del estadio Gottlieb-Daimler.
Luego de asegurar la corona, el saltador de altura Javier Sotomayor intentaba volar sobre los 2,46 metros para agregar un centímetro al récord mundial que casi un mes antes había firmado en la urbe española de Salamanca.