Arqueología de un deseo es el título de la exposición colectiva de grabados que se encuentra abierta al público en la galería José Miguel González de Colón desde el pasado 14 de octubre.

La muestra de un altísimo nivel, como ya nos tiene acostumbrados ese espacio expositivo colombino, reúne algunas de las principales firmas de la gráfica cubana de la segunda mitad del siglo veinte.

A veces la vida te sorprende y te regala la oportunidad de degustar un buen café mañanero, de esos que te espabilan y sacuden cualquier resto de soñoliencia producto de algún apagón, junto a una escritora de renombre como Marilyn Bobes, quien ostenta la condición de haber ganado el premio Casa de las Américas en dos ocasiones, entre otros tantos reconocimientos.

La Casa Naborí siempre ocupó un sitio especial en el alma de Jesús Orta Ruiz. En numerosas ocasiones la visitó y regaló sus versos al pueblo. Fotos: Cortesía de la institución y tomadas por la autora.

La mayoría de los improvisadores de esta Isla nuestra podrían describir apasionadamente la Casa Naborí. Ni la distancia les impediría hablar de Limonar, del público estallando en aplausos; o del sol aferrado a las tejas rojizas de la sala de actividades Angelito Valiente, como queriendo admirar a los astros que medían sus versos en controversia. 

Carlos Telot, durante sus 40 años de vida artística ha compartido con varias figuras importantes de la cultura cubana.

Carlos Telot se define como un “guajiro cepillado”, pero amante del arte desde que tiene uso de razón. Sus orígenes se encuentran en el poblado San Antonio de Cabezas, aunque estudió en la Vocacional de Monitores de Eventos y luego en la Lenin. Pero no fue hasta que comenzó en la Universidad de La Habana que comprendió el amor que sentía por los escenarios.