Los ecos de San Salvador rondan todavía por las fértiles tierras matanceras y su enorme cosecha dorada. Entre ippones y shidos también llegó el orgullo yumurino por uno de sus hijos, que estableció la supremacía en estas lides.
Sin kimono y sin tapujos, conversamos con uno de los grandes del judo cubano, Magdiel Estrada.
“San Salvador fue una gran experiencia, ya eran mis terceros Juegos Centroamericanos y quería continuar en la cima del evento. La preparación fue excelente desde el punto de vista táctico, psicológico, y la base de entrenamiento en Europa fue determinante antes del último clasificatorio, donde obtuve la medalla de oro. Luego participamos en un open en República Dominicana, clasificatorio para los Juegos Panamericanos, y al regresar a Cuba entrenamos muchísimo en la Escuela de Remos de Varadero, un centro al cual tengo mucho que agradecerle”.
Las horas difíciles son frecuentes para quien dedica su vida al deporte.