Al salir del interior de la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras caminan lento, como señal del agotamiento físico, por el arduo trabajo durante toda la noche, no pocas veces bajo la molestia del hollín y otras emanaciones en el ambiente. Llevan el cansancio en el cuerpo y en el rostro.
En gesto común, mientras se dirigen a las afueras de la planta, algunos colocan los guantes protectores en los bolsillos del overol y toman el casco entre sus manos. Es la hora del cambio de turno, ya muy cerca de las siete de la mañana.