Después de todo, la chimenea de la termoeléctrica Antonio Guiteras no es tan grande como parece. Con su imponente altura de 110 metros, terminó por plegarse a la voluntad de los rescatistas.
«No se preocupen, periodistas, en un rato lo vamos a encontrar», dijo convencido el socorrista Yoamel Santana Perdomo, técnico de Salvamento y Rescate del grupo de bomberos de Matanzas, mientras miraba hacia lo más alto de la torre que unas 30 horas antes se había tragado el cuerpo de Lázaro Frank Montero Pita, de 57 años de edad.