Siempre que en la despensa de casa comienza a escasear el arroz y me veo obligado a desembolsar grandes sumas de dinero por dos libritas del demandado cereal, mi mente viaja hasta el año 2011, cuando con una camarita y muchas ganas de aventura visité los arrozales del Complejo Agroindustrial de Calimete.
Nunca he podido olvidar tal vastedad, donde la vista se perdía en el horizonte, incluso mucho más allá; próximo a los pantanos de la Ciénaga de Zapata, se divisaban los sembrados de arroz.