Mucho hemos aprendido en Cuba desde que en marzo de 2020 se detectó el primer paciente positivo a la Covid-19. Escenarios epidemiológicos diversos, y en ocasiones sumamente complejos, implicaron comenzar a desarrollar acciones que nos permitieran identificar cambios en la circulación del virus y qué incidencia podían tener entre la población cubana.
Justo con ese propósito, desde el propio inicio de la epidemia en el territorio nacional, comenzó a desarrollarse en el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” la vigilancia genómica, encaminada a estudiar las características del SARS-CoV-2 circulante. Son investigaciones que requieren de costosos reactivos y un tiempo más prolongado que el que se necesita para obtener los resultados de un PCR.